19 de Abril de 2024

JUGANDO CON FUEGO

LUIS CÁRDENAS

“Con Sansón a las patadas”

Nuestro presidente está jugando con fuego y lo peor es que no será él quien, necesariamente, termine quemado. Seremos todos, su maniobra nos llevará entre las patas.

Desesperado por obtener más votos y avivar a su frenética clientela, López Obrador busca vender un papel de “dignidad” frente a los Estados Unidos, primero con el escándalo del general Cienfuegos, pero, también, con la negativa de aceptar y cumplir contratos en materia energética que pueden poner en jaque importantes inversiones norteamericanas.

El presidente no quiere perder su Congreso, sabe que ya es imposible realizar modificaciones constitucionales, pero aún le queda la posibilidad de mover casi cualquier ley a su antojo, a menos que pierda la mayoría en la Cámara de Diputados.

Echeverría, por cierto, también se peleaba con los vecinos del norte para el consumo del mercado político interno, pero hoy, ni con todas las maromas del mundo, son esos tiempos.

El T-MEC se convertirá pronto en un gran dolor de cabeza para la 4T, sus estrictas reglas con los paneles de controversia para la resolución de conflictos pondrán a muchas empresas contra las cuerdas y el resultado será horrendo: más desempleo y, por lo tanto, más miseria.

López Obrador y la mayor parte de su gabinete no entienden, o no quieren entender, lo que representa un encontronazo con un presidente norteamericano que llegará fortísimo y, lo peor, con cuentas pendientes para México.

Sí, fuimos el último país en reconocer el triunfo de Biden. Sí, nos pasamos por el arco del triunfo los desaguisados con el empresariado gringo que suplica matizar políticas económicas chauvinistas que van contra sus intereses. Sí, tenemos a las agencias de seguridad más importantes del planeta sin un ápice de confianza en el país y con el dejo de la traición a cuestas. ¿Qué podría salir mal?

El panorama se antoja nublado, estos últimos cuatro años del presidente serán escabrosos, a las pataletas pueriles de Palacio habrá que sumar una crisis de salud y económica originada por la incompetencia de un gobierno indolente.

La ideología pesa demasiado en la 4T, tan densa que pudre el aire, tan sinsentido que termina convirtiendo a los axiomas en cosa surreal.

Todos pagaremos los platos que “la transformación” quiere romper, esa factura nos costará una década de desarrollo, pero supongo que habrá valido la pena gritar a los cuatro vientos que son nuestros chicharrones los que truenan.

No sé si la gente castigará a la 4T frente al desastre, tal vez no.