22 de Septiembre de 2024

Peligro latente

Vecinos de la colonia Álvarez se oponen a reapertura de gasera en zona altamente poblada

A raíz de los acontecimientos recientes en Cuajimalpa y Xalapa, aumenta el temor a otra explosión

MA. CELIA ÁLVAREZ

 

Prevalece el estado de alarma entre los vecinos de la colonia Álvarez por la existencia de una gasera que colinda con varias viviendas y se halla enclavada en una zona altamente poblada. Pese a que dicha planta de gas fue clausurada una semana después de su apertura, a raíz de una explosión ocurrida en sus instalaciones, los habitantes del lugar temen que pueda volver a ser puesta en funcionamiento y ocasione una nueva tragedia, como las acaecidas recientemente en el Estado de México y en la Capital de Veracruz.

Doña Carmelina Chávez Castellanos, cuyo hogar ocupa el terreno adjunto a la mencionada planta de gas, relata que el 17 de septiembre del año 2013, cuando apenas habían transcurrido ocho días desde la apertura de la misma, ocurrió una fuerte explosión que produjo el desgajamiento de un cerro que está al lado de su vivienda, en la que aún se observan los restos del enorme desprendimiento de tierra. El fuerte estallido causó pánico entre cientos de vecinos de las colonias Álvarez, Miguel Alemán y Azteca, que salieron huyendo ante el estruendo y los flamazos que alcanzaron a varias casas.

Una joven embarazada estuvo en riesgo de abortar debido al susto y la necesidad de emprender la huida apresuradamente; una mujer de la tercera edad se fracturó dos vértebras al tener que saltar desde una barda alta, motivo por el cual aún tiene que ir periódicamente a consulta al Distrito Federal, y un anciano inválido aquejado de diabetes sufrió una crisis que ocasionó un empeoramiento notorio de su salud, además de que una señora recién operada de la vesícula resintió las molestias de tener que ser desalojada raudamente de su hogar en las condiciones en que se encontraba, relatan los quejosos.

A partir de entonces la planta de gas fue clausurada, pero tiempo después hubo la pretensión de reabrirla, a lo cual los habitantes de la zona se opusieron terminantemente. “Dijeron que las autoridades habían hecho mal la clausura, que estaba mal sustentada, y que estaban dispuestos a abrir otra vez, pero nosotros llegamos aquí antes que esa gasera y no vamos a permitir que la abran de nuevo, ni aunque lo dictamine un juez. Que la pongan más lejos”, enfatizan.

Aseguran que hace una semana observaron que había una pipa, con una manta, ofreciendo el servicio, y temen que quieran intentar una vez más reabrir ese negocio que les representa un enorme peligro. Ni siquiera entienden, indica el vecino Edgar José Peralta Muñoz, quien es ingeniero químico especializado en materia ambientalista, cómo fue posible que las autoridades permitieran la instalación de una planta de gas en un lugar densamente poblado, cuando previo a la apertura de un negocio de esa naturaleza es preciso realizar un estudio de impacto ambiental. “Es obvio que eso aquí no se hizo, o no la habrían abierto”, acusa.