22 de Septiembre de 2024

Tradición huasteca que pervive

Desde Tepetzintla vienen a vender el gigantesco y famoso tamal

MA. CELIA ÁLVAREZ

 

Diversas tradiciones seculares de la Huasteca perviven hasta nuestros días en la región, sobre todo en lo que atañe al ámbito gastronómico. Una de ellas es la preparación del zacahuil, especie de tamal gigantesco que en algunas zonas es la vianda preferida en celebraciones como bodas y fiestas de quince años, pero que en Tuxpan se puede degustar a diario, y especialmente los fines de semana, gracias a que numerosas mujeres oriundas de Tepetzintla se desplazan de madrugada desde aquel municipio para traerlo recién hechecito.

Doña Rafaela González Cruz, de 45 años de edad, afirma que desde que tiene uso de razón recuerda a su familia preparando zacahuil para vender; antes lo hacía su mamá y ahora es ella quien viene a ofrecerlo a la clientela, cada tercer día, después de cocerlo durante unas 12 ó 14 horas en un horno especial de piedra, barro y zacate, alcanzando cada tamal para unas 100 raciones.

Explica que a las cinco de la mañana sale de Tepetzintla, lugar que también es conocido por la elaboración de otros productos alimenticios como el pan casero, el chorizo, el queso y la carne enchilada, para ofrecerles a sus clientes tuxpeños desde muy temprano el zacahuil, cuyo peso es de aproximadamente unos 80 kilos y que de manera previa metió a cocer al horno la jornada anterior, en torno al mediodía, quedando concluida la cocción alrededor de las tres de la madrugada.

Indica doña Rafaela que para la elaboración del zacahuil emplea masa de maíz martajada, que obtiene cociendo el grano y posteriormente moliéndolo a mano, así como una mezcla de chile guajillo y una pierna de cerdo completa, todo lo cual se cubre con 40 hojas de plátano antes de meterlo a cocer. Añade que en cada horneada caben tres zacahuiles, para cuya cocción se emplean tres carretillas de leña de guásima, sellando el horno con una lámina gruesa y una capa de barro, de manera que pueda alcanzar elevadas temperaturas.

Para finalizar, la experta cocinera señala que sólo salvo algunas personas a quienes podría no gustarles en principio este platillo, debido a que no lo conocen, sin embargo en general suele resultar muy agradable para el paladar de los comensales de la localidad y turistas nacionales, así como uno que otro visitante extranjero que lo paladean con deleite, prefiriéndolo algunos a la usanza antigua, es decir, de consistencia más compacta, o como acostumbran prepararlo ahora, “más aguadito, porque hay gente que le gusta casi como si fuera atole”.