La señora Guadalupe narró que en una ocasión, “a las 3 de la tarde una pareja que aparentemente estaba sentada tranquilamente, sólo esperó a que pasara junto a ellos para acercarse y arrebatarme lo que traía en la mano, que era la merienda para mi esposo y hasta iba a buscar algo de valor más entre mi ropa, pero si no fuera porque un grupo de personas pasaron por ahí, tal vez sí me llega hasta a lastimar”.
Otros vecinos de esta calle avalaron los episodios dados a conocer e indicaron que prefieren dar la vuelta para evitar “tener que pasar por ahí”, al también ser usada esta callejuela por algunos “borrachos” para hacer sus necesidades fisiológicas o por parejas, ya en las noches, para otro tipo de “actos prosaicos”.
Derivado de ello solicitaron mayor vigilancia por este tramo que, aunque iluminado, es “solitario y peligroso” a cualquier hora del día o de la noche, y “así está difícil que a la vuelta de la casa se vea este tipo de cosas”.
