El Tajín, que significa “Ciudad y lugar del trueno” en totonaca, sigue asombrando a los paseantes con sus más de 200 edificios, descubiertos tras un meticuloso trabajo de exploración y restauración, así como 17 canchas de juego de pelota, murales que describen escenas de sacrificio y adornos con grecas que representan al viento, enmarcados en el peculiar estilo arquitectónico que los totonacas imprimieron a sus edificaciones, entre las que destaca la Pirámide de los Nichos, descubierta en 1785.
Por último, esta ruta conduce hasta Tihuatlán, donde se encuentra el Cristo Redentor, una de las estatuas más grandes del mundo, que mide 31.5 metros de altura, 20.5 metros de ancho y pesa 750 toneladas, sólo superada en altura por el Cristo del Corcovado, en Río de Janeiro, Brasil; el Cristo Rey, de Polonia, y el Cristo de la Concordia, en Bolivia.