Insistió en que “no se debe permitir más la apertura de este tipo de establecimientos en zonas prohibidas, pues uno se da cuenta que igual frente a escuelas que a hospitales y en otro tipo de sitios públicos, están apareciendo depósitos donde no hay límites en los consumos de bebidas con alcohol”, ya que ahora inician desde los 10 años a beber, señaló.
El incremento en el consumo de alcohol en jóvenes y menores de edad aumentó del 2014 a la fecha y se ve reflejado en las personas que asisten a los grupos, porque el problema no es únicamente el consumo de alcohol y la forma en que se hace por parte de los jóvenes, sino las consecuencias “que ello acarrea y que están relacionadas lo mismo a problemas al interior de las familias, accidentes y el desarrollo de una serie de enfermedades de manera prematura”.