En estos pequeños negocios familiares, abundó, que abren fuentes de empleo para muchas personas de situación precaria, el personal le echa muchas ganas desde bien temprano y hasta muy tarde, empezando por el propietario, que está en pie desde las cinco de la madrugada, aprovisionándose de los insumos necesarios para la actividad del día, con la intención de brindar sólo calidad.
Sienten satisfacción al preservar el acervo culinario de siglos e incluso lo ofrecen a costos accesibles, en las comidas corridas, remarcó, añadiendo que platillos tradicionales como el adobo, chileajo de cerdo, pollo en pipián o en ajonjolí y cerdo en chile seco, entrañan saberes y sabores ancestrales que se rescatan mediante el estudio de una licenciatura gastronómica.
Para concluir indicó que aprovechan las ventajas de internet para dar a conocer sus platillos, aunque la mejor publicidad es la que va de boca en boca, aseguró, porque les llega gente de Hidalgo, Nuevo León, la Ciudad de México, Puebla y de todo el Norte de Veracruz, recomendados por quienes ya conocen su sazón, lo cual es la mayor satisfacción para su labor, finalizó.
