26 de Septiembre de 2024

Ambulantes, incontrolables

 

También indicó que únicamente hacen una “verificación sensorial”, observando el olor y color de los alimentos que ofrecen los ambulantes, y en casos de riesgo, como los que venden ostiones, les obsequian una cartulina donde se especifica que el consumo de ese producto es responsabilidad de quien lo adquiere, para que la exhiban en lugar visible, pero la colocan un par de días, aseveró, y cuando regresan a inspeccionarlos, ya no la tienen.

 

Incluso ha ocurrido, agregó, que a personas que vienen de otros estados les recomiendan no ingerir los ostiones crudos en concha que venden los ambulantes, y son los propios turistas quienes contestan agresivamente, diciéndoles que son unos “gachos que sólo quieren ‘mordida’”, no entendiendo los visitantes el riesgo al que se exponen, al no portar los vendedores ni siquiera un termo con hielo para conservar el producto, sino que lo llevan a temperatura ambiente y destapado, concluyó.