-En un libro, el Profesor Ernesto Franco Cobos describe la tradición única en el mundo que continúa reuniendo a las familias en este Puerto
Por MA. CELIA ÁLVAREZ
Debido a que el Día del Niño Perdido, que se celebra cada 7 de diciembre, es una tradición invaluable, el Profesor Ernesto Franco Cobos escribió el libro intitulado “Tuxpan, la ciudad que ilumina al mundo”, de casi 100 páginas y cuya edición se encuentra agotada, aunque existen planes de reeditarlo.
“Esa noche del 7 de diciembre, a los que éramos niños nos gustaba ver las calles llenas de luz y llevar carritos o cajitas de cartón con una velita, que duraba encendida mientras paseábamos el carrito”, indicó, rememorando que los mayores les decían que buscaran al Niño Dios en su corazón.
“Tú llevas en tu corazón al Niño Dios, pero te olvidas de él, y esa noche, a través de la velita, lo recuerdas, aunque todas las noches del año puedes encenderla, pero el 7 de diciembre, a las 7:00 de la noche, pasear la velita por las calles fomenta la unión familiar y la gente lo disfruta mucho”, enfatizó.
Abundó que “es como si perdiéramos al niño de nuestro corazón, por tantas cosas que suceden en la vida y que luego estamos de mal carácter o no quiere uno compaginar bien con nadie absolutamente y piensa cosas que no debe, entonces tener al Niño Dios en nuestro corazón es bien importante”.
Señaló que hace falta conciencia entre las familias de creer en un Jesús que también tuvo una infancia llena de enseñanzas y conservar la tradición como antaño, cuando se veía el montón de carritos de diferentes formas y figuras plasmadas en éstos, lo que es muy difícil para un niño y primero hay que enseñarle, dijo por último.
