Entre los asistentes a las celebraciones dominicales, muchos de ellos acudieron a dar gracias a Dios por este gran suceso, pues comentaron que se desvelaron con el fin de poder ver este acto que queda registrado en la historia universal, pues en la celebración en Roma, se proclamaron a estos dos Papas Santos, además de que se tuvo la presencia del Papa Emérito Benedicto XVI y del Papa Francisco, haciendo que el acto tenga mayor especialidad para la feligresía.
Doña Lucia Martínez, vecina de la colonia Centro, comentó que el Papa más conocido es Juan Pablo II, el cual fue un hombre que dio un gran ejemplo a todo el mundo, además de sumar la gran cantidad de viajes que hizo en varias naciones y en nuestro país.
Por su parte, el Obispo de la Diócesis de Tuxpan, Juan Navarro Castellanos, mencionó que ambas canonizaciones de los Papas tiene un gran significado por el la fiesta de La Divina Misericordia, tanto Juan XXIII y Juan Pablo II quienes fueron sucesores de San Pedro, fueron declarados Santos por su fe fuerte y vigoriza, que los muestra como grandes pastores de la Iglesia Universal.
Subrayó que ellos ahora son intercesores ante Dios, pero también se propone como modelos de virtudes, cualidades, entrega, fe, amor y de servicio a los demás, valores que hacen falta en el mundo. Agregó que así como María, madre de Jesús y al ser la Santa más importante, ella no dio ese ejemplo al decir Si a Dios y cumplirlo toda su vida, por lo que los Santos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II dijeron también Sí a Dios a lo largo de su vida en la Tierra; siendo una invitación a todos nosotros, que al ser personas con limitaciones humanas y teniendo una existencia terrenal breve, podemos seguir ese camino y ser modelos que inspiren a las generaciones futuras y a las mismas culturas.
En el caso de Juan Pablo II, comentó que a 9 años de su fallecimiento, se recuerda el dolor profundo que causado en su momento la noticia, pero también se nos dio una gracia que cubrió al mundo entero, la cual es fruto de su vida y de su trabajo durante su pontificado que duró casi 27 años, dando una lección de fortaleza ante el dolor y sufrimiento que vivió en los últimos años de su vida.
Por otro lado, indicó que Juan XXIII, se le recuerda al ser un hombre de bondad y lleno del Espíritu Santo, y al ser el principal actor en el Concilio Vaticano II, el cual fue el parte agua de la renovación de la Iglesia.