11 de Mayo de 2024

Iglesia Católica, cómplice

Por Miriam Lagunes Marín

En días pasados se hizo público un informe que involucra a 300 sacerdotes en el abuso sexual de al menos 1000 niños y niñas, dichos abusos no se dieron de manera aislada, sino que fueron resultado de la complicidad de toda una red de personas dentro de la iglesia católica, durante décadas ocultaron esta información valiéndose del poder que, aún hoy, tiene esta institución en todos los ámbitos de nuestras vidas, orillando a las victimas a guardar silencio y poniendo en duda su palabra cuando se atrevían a hablar.

El reporte de la investigación que vincula a estos curas contiene relatos que datan desde 1947, en el podemos encontrar los testimonios de personas que sufrieron desde tocamientos hasta violaciones que al dar por resultado un embarazo les hacían abortar en un intento por no ser descubiertos, dichos sacerdotes también compartían imágenes pornográficas de sus víctimas, todo ello bajo el amparo de sus superiores, quienes tenían elaborada una estrategia para protegerles.

Por su parte el papa Francisco se ha pronunciado en contra de estos actos y ha señalado a los sacerdotes como criminales quienes abusaron de la fe de las personas para vulnerar su integridad, haciendo énfasis en que tendrán que enfrentar la justicia y pagar por sus delitos, sin embargo, aún falta investigar que tanto tenía conocimiento el vaticano de este caso, ya que parece imposible que pasara desapercibido por tanto tiempo.

Todos estos casos se dieron en Estados Unidos, pero recordemos que en México tenemos el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil, pensar que un niño pudiera denunciar a un sacerdote es prácticamente imposible, sobre todo si este último cuenta con toda una maquinaria para encubrirlo, que va desde desacreditar o amenazar a la víctima hasta la compra de conciencias o la reubicación en alguna otra parroquia donde no se conozca nada de su historial y por ende pueda repetirlo las veces que quiera.

Esta historia pareciera sacada de una película de terror, el hecho de pensar que podría estarse repitiendo en estos momentos en cualquier parte del mundo es una llamada de atención, la infancia es la etapa en la que nos vemos más vulnerables hacia cualquier tipo de abuso, si bien la fe puede llegar a reconfortarnos en los peores momentos de nuestra vida no podemos cegarnos ante la realidad de que los depredadores sexuales pueden estar en cualquier lugar incluyendo la iglesia, es nuestro deber permanecer vigilantes y sobre todo exigir justicia, mientras estos crímenes sigan impunes el mensaje es claro, pueden seguir haciendo lo que quieran, de cualquier modo tienen la aboslución.