16 de Mayo de 2024

El INE también se equivoca

 

Ángel Álvaro Peña

 Ante la mirada vigilante de la sociedad, el Instituto Nacional Electoral comienza a dar palos de ciego antes de que se descubra sus manejos poco transparentes en materia de presupuesto, porque no son pocas las contradicciones en las que ha caído y sólo ellos saben las intenciones que esconden en cada declaración que muchas veces parecen innecesarias.

Así, el consejero presidente aseguró que los comicios del pasado 18 de octubre en Hidalgo y Coahuila no fueron factor que modificara la curva epidemiológica de Covid-19, no tendría por qué serlo si hubo vigilancia de parte del INE para mantener las medidas preventivas como guardar distancia, utilizar cubrebocas y aplicación de gel.

Semanas anteriores había dicho que podría utilizarse la urna electrónica para evitar el posible contagio en las casillas, incluso se emplearon algunas de ellas en diferentes distritos de Coahuila, prueba que implicó un gasto extra en las erogaciones del INE para las elecciones pasadas; sin embargo, nunca informaron públicamente sobre el costo de esas urnas electrónicas ni dieron cuenta de cómo se realizó la adquisición y en qué términos quedaría el mantenimiento de dichas urnas.

Los consejeros del INE no se mandan solos, menos aún cuando la empresa que vende las urnas electrónicas está relacionada con la familia Calderón Zavala, y es subsidiaria de las urnas cuestionadas en las elecciones de Estados Unidos.

Pero por esos mismos días surgió la necesidad de que se añadiera una boleta para llevar a cabo una consulta pública, con el fin de determinar la aceptación o rechazo de la política de la actual administración, y dijeron no tener dinero para realizar dicho cuestionamiento en las boletas.

Sin embargo, siguen pugnando por establecer más urnas electrónicas sin hablar del monto que esto implica, como si el costo fuera mínimo, no sólo para la jornada electoral sino para conservar dichas máquinas en buen estado. Cómo llevarán a cabo un mantenimiento permanente a esas urnas, es un secreto de los consejeros electorales.

O sea que hay dinero para alquilar o comprar urnas electrónicas, pero no hay para añadir una boleta más en las próximas elecciones, cuyo padrón todavía no llega a 100 millones, por lo que se estarán imprimiendo 100 millones de boletas extras, no más. Pero la visión de los consejeros parece tener intereses muy personales en el asunto.

Los consejeros del INE lo mismo dicen una cosa como dicen otra, sin darse cuenta de que muestran su inestabilidad en el cargo del que debieron ser removidos desde hace mucho tiempo. Hace falta una reforma electoral donde intervenga el Congreso y ellos sólo obedezcan, porque ahora los consejeros electorales se consideran con las atribuciones suficientes como para condicionar el género de los candidatos de los diferentes partidos, y así afirmar que si son 15 gubernaturas en disputa, por lo menos siete deben ser mujeres, cuando hay un precepto más sólido y antiguo que esa paridad de género que consiste en que el objetivo principal de los partidos políticos es luchar por obtener el poder. No se aclara si a través de la equidad entre hombres y mujeres.

Los consejeros quieren vivir en un mundo ideal cuando todavía el modelo artesanal de las elecciones no se perfecciona ni llega a tener siquiera credibilidad.

Aunque pudiera ser una idea a futuro, cuando todos los partidos políticos cuenten con sus escuelas de capacitación política. El momento de esa paridad de género no ha llegado y, sobre todo, que ese condicionamiento a la cuestión de género corresponde a diputados y senadores.

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