11 de Mayo de 2024

EL VIACRUCIS POR OXÍGENO EN TIEMPOS DE COVID-19

MARCO SÁCHEZ GUERRA

Estamos viviendo una película de terror por la pandemia. En la Ciudad de México y en el Estado de México hemos regresado a semáforo rojo: Los hospitales están llenos y la gente no encuentra en dónde atenderse. Las ambulancias están ocupadas y es común escuchar las sirenas la mayor parte del tiempo, al menos en la zona de hospitales de Tlalpan. Pero también, empezamos a descubrir comercios que no eran tan visibles, gracias a las constantes y largas filas que hay en establecimientos para la compra de oxígeno. El oxígeno siempre ha sido vital, pero quizás no le habíamos dado la importancia que tiene porque, hasta antes de la pandemia, ese oxígeno que respiramos había sido gratis; sin embargo, ahora para enfermos de COVID-19 y familiares, se vuelve un recurso con un precio impagable para millones.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las personas infectadas por coronavirus (SARS-CoV2) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento alguno. El 20% restante presenta un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas previas como hipertensión arterial, problemas cardiacos, pulmonares, diabetes o cáncer, tienen más probabilidades de presentar cuadros graves.

Sin embargo, cualquier persona puede contraer la COVID‑19 y caer gravemente enferma.

Las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse deben solicitar atención médica inmediatamente. Si es posible, se recomienda llamar primero al 911 o algunos otros teléfonos para que orienten a los pacientes y de ser necesario lo envíen a un hospital que cuente con espacio para la atención del paciente.

Desafortunadamente, la pandemia se ha salido de control y no hay lugar en los hospitales para poder tratar a los enfermos. Por lo que, tratar de brindar la mejor atención a los enfermos desde casa y con orientación medica es vital mientras ocurre un milagro y es aceptado en algún hospital.

Dado que COVID-19 es una enfermedad respiratoria, una de las principales cosas que un enfermo grave con COVID-19 requerirá es de la oxigenación asistida. Según nos explica el Dr. Sebastián Rodríguez Llamazares, especialista en neumología y uno de los que están en la línea de fuego en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, la oxigenación de una persona sana debe ser igual o mayor al 90%. La COVID-19 genera alteraciones en los pulmones (un proceso inflamatorio llamado neumonía) que comprometen la oxigenación normal de la sangre. Esto hace que los pacientes que desarrollan falta de aire o disminución de la saturación requieran de oxígeno adicional para que el cuerpo sufra menos daño. Para poder monitorear la oxigenación en sangre es necesario contar con un oxímetro de pulso.

Hasta aquí la cosa parece sencilla y para los que no estamos relacionados con la oxigenación asistida pareciera que tan solo basta con ir a un establecimiento y comprar o alquilar un tanque de oxígeno y listo, nuestro paciente se recuperará.

Desafortunadamente no es así, se necesita hacer varias consideraciones: A) el tiempo que el enfermo podría requerir el oxígeno (usualmente entre 10 y 14 días si no hay complicaciones), los litros de oxígeno que requerirá (variable entre 1 y 5 litros por minuto) y considerar la posibilidad de que las necesidades de oxígeno van a ir aumentando con el paso de los días en caso de que la salud del paciente no mejore o de no poder encontrar espacio, lo antes posible, en un hospital. Conocer sobre esto podría ayudar a la gente a brindar una mejor atención a su familiar, pero también permitirá enfrentar mejor las adversidades como el costo y la disponibilidad. A continuación, trataré de mencionar algunas de las opciones que se pueden encontrar en el mercado.