AGENCIA
Esto
La estadística dice mucho sobre el tipo de temporada que Lionel Messi ha tenido hasta ahora. En las cinco grandes ligas europeas, el número 30 de Paris Saint-Germain, quien se enfrenta a Maccabi Haifa en Israel este miércoles por la noche por la Champions League, es el jugador con más gambeteadas exitosas esta campaña, con 30. ¿Quién le sigue? ¡Jude Bellingham con 19!
En resumen, Messi está de vuelta y las estadísticas lo demuestran. Sus actuaciones también lo indican, con tres goles y siete asistencias, y 22 ocasiones creadas en apenas siete partidos de la Ligue 1. Su lenguaje corporal parece mostrar que está contento con su fútbol, con su equipo y con su vida en París. El contraste con la temporada pasada es bastante fuerte, obviamente: a pesar de sus 14 asistencias en la liga, su rendimiento seguía estando lejos de lo que se esperaba de él.
Esta temporada es muy diferente. A sus 35 años, nunca será el Messi de hace una década, como es de esperar, pero sin duda está jugando en un nivel cercano a su mejor versión. Su creatividad es evidente, es más estratégico cuando elige acelerar con la pelota, y sus gambetas en espacios reducidos están tan afiladas como siempre. Su nivel de energía es alto, por lo que a veces resulta impresionante verlo.
El sábado, contra Brest, en un partido en el que PSG se vio flojo y mediocre, Messi fue el único artífice del equipo. Su magnífico pase a Neymar para el gol del brasileño fue merecedor del carrete de lo más destacado de su carrera. La dinámica es real, y el argentino está disfrutando otra vez.
La temporada pasada fue difícil por momentos, debido a todos los cambios precipitados por la salida del Barcelona después de casi dos décadas. Además de la adaptación a un nuevo club, con un nuevo entrenador y nuevos compañeros, se sumaron los elementos personales de mudarse a un nuevo país, empezar una nueva vida, buscar un nuevo colegio para sus hijos, etc.
Un año después de ese cambio radical, Messi ha tenido tiempo para asimilarlo todo y adaptarse. Sus compañeros argentinos en la plantilla de PSG, el mediocampista Leandro Paredes y el extremo Ángel Di María, abandonaron la capital francesa este verano -ambos acabaron fichando por la Juventus, el primero en calidad de préstamo y el segundo como agente libre-, lo que obligó a Messi a abrirse un poco más con el resto del plantel, algo que está disfrutando.
El cambio de director técnico también fue algo importante. No se llevaba muy bien con Mauricio Pochettino, pero le gusta trabajar con Christophe Galtier. Cree que el nuevo sistema con tres atrás es una buena idea, y está disfrutando de su posición más central; el año pasado, Pochettino lo hacía jugar abierto, algo que ya no puede hacer a su edad con la misma eficacia.
Este, obviamente, es un año transcendental para él, y quizá sea la razón más importante por la que su arranque de campaña haya sido tan bueno.
La Copa del Mundo, esta última, está cada vez más cerca y Messi tiene que estar listo. Desde que hizo su debut con Argentina en 2005, después de anotar 86 goles en 162 apariciones, esta quizá sea su mejor chance de ganarla. El triunfo en la Copa América en 2021 le quitó un gran peso que venía cargando sobre su espalda mientras que levantó el trofeo internacional (además del oro Olímpico en 2008 con el seleccionado Sub-23) y significó mucho para él y todo el país. Lo que ha estado construyendo con el director técnico, Lionel Scaloni, es un equipo que defiende y ataca a la vez, con un renovado sentido de unidad y espíritu de equipo.