Agencias
Esto
El festejo de Tom Brady fue completo. El mariscal de campo hizo historia al convertirse en el único jugador en superar las 100,000 yardas aéreas, además de conseguir un épico regreso a falta de 44 segundos para vencer 16-13 a los Rams, en un encuentro que podría servir como punto de inflexión para Tampa Bay
Tiene tiempo que Tom Brady sólo compite contra él mismo cuando de récords se trata. El quarterback más cercano es otro histórico como Drew Brees, con 85,724. La distancia es fiel reflejo de lo increíble, donde la longevidad del jugador se combina con el talento, y la historia que se reescribe con él en el emparrillado. Las 100,116 yardas que ahora mismo presume el siete veces ganador del Super Bowl se reparten de la siguiente manera: 87,067 en temporada regular y 13,049 en postemporada, en un retrato perfecto de su genio.
El brillo del récord no cuadra con la actualidad de Tom Brady, donde los puntos y las victorias llegan a cuentagotas. Ante los Rams fue una muestra de ello. El mariscal de campo batalló lo indecible para mover el ovoide, dejando en su pateador Ryan Succop la responsabilidad de mantener a los suyos en el partido, con tres goles de campo, y sólo fue en la serie final, con muy pocos segundos en el reloj, que logró el touchdown de la victoria, al encontrar a Otton, en un regreso más dentro de su brillante carrera y que de alguna manera recordó al mejor Tom Brady.
Los Rams tampoco pueden presumir el ritmo apabullante de la campaña pasada, cuando fueron campeones. El equipo de McVay no arranca, por más que ya haya pasado la mitad de la temporada.
El único touchdown del equipo llegó gracias a la conexión entre Matthew Stafford y Cooper Kupp, de lo poco rescatable en el equipo de Los Ángeles, con un pase de 69 yardas. De ahí en fuera, el pateador Matt Gay también tuvo mucho trabajo al completar sus dos intentos.
Con la dramática victoria, los Bucs quedaron con una marca de 4-5, peleando con los Falcons la cima de la división, mientras que los Rams quedaron muy tocados, con récord de 3-5, lejos de la pelea de un oeste que cada vez se les escapa más.
