Agencias
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Con el escenario imponente del bello estadio Al Bayt, en un alarde a las costumbres del mundo árabe, Qatar 2022 llevó a cabo su inauguración. Lejos de las polémicas que este Mundial ha generado desde su designación, el Comité Organizador buscó a través de su ceremonia tender puentes, eliminar las distancias, dar la paso a la unión en un mundo cada vez más necesitado de eso, y qué mejor que hacerlo a través del deporte más bonito del mundo.
La ceremonia fue un viaje al pasado y al futuro, en una alegoría de lo que somos. La presencia del actor Morgan Freeman, cinco veces nominado a los premios Oscar, fue una de las grandes sorpresas de la noche. Aquel personaje del todopoderoso sigue presente en el imaginario colectivo, entonces fue como ver a Dios caminar por el desierto y entablar un diálogo portentoso, en el Qatar, a través de su gente, le dio la bienvenida al mundo, sin importar las diferencias.
La tarde qatarí fue un alarde a la cultura del país, multifacética, cosmopolita. Las coreografías, dirigidas por la talentosa coreógrafa Dimitri Kritikidi, pusieron el ritmo en la gran fiesta futbolística. Las múltiples formas y colores hicieron del Al Bayt un viaje en el tiempo.
De pronto, por las bocinas comenzaron a sonar las canciones más famosas de los Mundiales pasados. El Waka-waka de Shakira, la Copa de la Vida, el Ale alé. El sonido estuvo acompañado por las mascotas más entrañables de las Copas del Mundo: Willie, Juanito, Tip-Tap, Gauchito, Naranjito, Ciao, Striker, Footix, Goleo, Zakumi, Fuleco, Zabivaka para finalmente dar paso a La’eeb, la mascota de la presente edición y que con su inmensidad de aproximadamente 20 metros emocionó a todos los presentes.
La mezcla de sonidos fue intensa. Incluso, por un momento se escuchó el Cielito Lindo, así como otras canciones típicas de las 32 selecciones participantes, en un homenaje a los equipos que darán vida a esta Copa del Mundo.
Jung Kook, cantante surcoreano del famoso grupo BTS, interpretó la canción Dreamers, una pieza que expresa el júbilo del país anfitrión, el cual se animó a soñar con organizar una Copa del Mundo y hoy el sueño se hizo realidad. “Esto es lo que somos, unos soñadores, hicimos que pasara, como lo puedes ver”, se escuchaba, mientras que en las pantallas, niños qataríes juegan futbol el desierto, el paisaje predominante en Qatar antes de convertirse en lo que hoy es, una potencia mundial.
La música estuvo dirigida por Red One y Katara Estudios, mientras que el diseño de vestuario estuvo a cargo de Florian Weider. En la inauguración participaron alrededor de 330 voluntarios, provenientes de todas las partes del mundo. La ceremonia de inauguración de un Mundial es considerada como el espectáculo más visto del mundo. Se tiene registro que en Rusia 2018 fue vista por más de la mitad de la humanidad, en un registro que batió todos los récords.