24 de Noviembre de 2024

Argentina avanzo a Semifinales

Agencias

Esto

Celebrar siempre será el clímax más alto de la felicidad, de esa satisfacción única que enchina la piel, de ese momento de placer, que si se trata de festejar ante el eterno rival de la región y con el que se tiene una fuerte rivalidad futbolera se goza todavía más. No importa si se sufre hasta el tuétano, no importa si sufre hasta el último minuto, no importa si se sufre hasta la tanda de penaltis, el sentimiento y la satisfacción vale doblemente más.

Al extremo, Argentina pasó de tener el duelo controlado y en la mano a casi perderlo, a casi volver a casa con las manos vacías y sin escalas. Países Bajos nunca bajó los brazos, encontró una mínima luz de esperanza en pleno ocaso de la contienda y llevó el duelo al tiempo extra y los penaltis en busca de dar la campanada. Aunque Messi, Lautaro y Emiliano Martínez escribieron la historia a favor de los suyos, a favor de un pueblo hambriento del título y que hoy más que nunca celebra en toda la República Argentina y Qatar, y lo hace por partida doble, pues festejó su clasificación a las semifinales y de paso el adiós de Brasil.

Cual calca de los festejos celebrados en Río de Janeiro hace ocho años en donde Brasil perdió por goleada ante Alemania en su propio Mundial y en el que los argentinos celebraban y hasta se burlaban en el país amazónico; dicho pasaje se repitió y lo único que cambió fue el tiempo, la sede y escenario. En pleno estadio Lusail y a minutos del duelo entre Argentina y Países Bajos, los alrededores del estadio qatarí se convirtieron en una fiesta pampera. Desde sus celulares miles de gauchos observaron la eliminación de Brasil a manos de Croacia desde la vía de penaltis; risas, celebraciones y verbena dieron inicio desde que se decretó el inesperado adiós de Brasil en Qatar 2022.

Con orgullo y plena satisfacción, los sudamericanos brincaron tan alto como en aquellas tardes en Ipanema y Leblon, las banderas de Messi y Maradona ondearon con más fuerza sin que el viento árabe las detuviera, la fe y la confianza estaba por las nubes y vivían un momento maravilloso.

Si antes del duelo entre Brasil y Croacia en Education City la confianza estaba intacta, la eliminación de los amazónicos duplicó fuerzas y energía. Al Lusail llegaban como amos y señores, sin que nadie se les plantara; al contrario, árabes, nipones e hindús le entraban a su quilombo pese a que no entendieran palabra alguna. Solamente el grito de ¡Messi! era lo poco que podían pronunciar en su notable léxico.

Ningún pestañeo se daba durante la transmisión de los penaltis, nadie se quería perder “una nueva vergüenza brasileña”, decían los Mendocinos que con playeras de Newell’s Old Boys buscaban que Messi les hiciera el milagro.

Las deidades de Maradona y Messi cobraron más fuerza, el empuje argentino vibró y estremeció el asfalto de Lusail, algunas lágrimas salían y decían que era el “tiempo de D10S, el tiempo de Messi, el tiempo de la Argentina. ¡Aguante Argentina!”.

La burla no era perdonada, fuertes raspones le tocaron a Pelé, Neymar, Ronaldo, Ronaldinho y la enorme baraja de estrellas brasileñas, no se guardaron nada, emocionarse y burlarse del contrario es para ellos normal, pero hacerlo contra el eterno rival de la región, contra el vecino futbolero “sabe aún mejor”, brincaban y exclamaban.

No hubo límites en el festejo previo al partido contra los tulipanes, solamente calentaron motores pues más adelante hicieron erupción en el interior del inmueble con 88,235 gargantas que vivieron de todo: desde la alegría de ir con el marcador a favor hasta ser alcanzados en el minuto final para después consumirse en lo tiempos extra y sufrir completamente en la tanda de penaltis. Del gozo al sufrimiento, pero el alivio llegó con Lautaro desde el manchón y Emiliano Martínez debajo de los tres palos.

Con sufrimiento en noventa minutos, treinta de tiempo extra y en los penaltis, el pueblo argentino vivió de manera agónica el pase a las semifinales, ese mismo que consiguieron frente a la misma Holanda hace ocho años en Brasil 2014 en la Arena de Corinthians, las coincidencias se firmaron en Lusail y bajo la misma sintonía en favor de la Argentina, una Argentina que esperan sea la buena para Messi y compañía en pleno mundo árabe, pese a que la consigan de manera complicada, al extremo, al límite, de esas historias que se convertirán en leyenda y difícilmente serán olvidadas.