San Francisco, ejemplo de una tradición indígena que recobra fuerza
MARIO HERRERA ROCHA
Chontla
Los pasos sincronizados a dos tiempos ejecutados por Mecos, Matlachines, Monarcas y Negros representan la esencia de una tradición heredada de los antiguos huastecos o “Tének”, que nutrida de rasgos religiosos conforman los carnavales indígenas que anualmente se efectúan en comunidades de la región de la Sierra de Otontepec.
San Francisco, localidad perteneciente a este municipio no es la excepción, por lo que en la víspera del Miércoles de Ceniza se convierte en escenario de una peculiar fiesta en la que participa todo el pueblo y que se inicia con un característico ritual consistente en el entierro del “bolim” o zacahuil, como preámbulo a la parte medular de la celebración.
En cada hogar se elaboran los grandes tamales a base de masa, chilpán y carne de cerdo o pollo, envueltos en hojas de plátano cubiertas con palma real, los cuales se cuecen dentro de huecos perforados en el suelo, en los que previamente se hace arder la leña para después cubrirlos con tierra.
El cocimiento se traduce en una noche de espera, pues es al amanecer cuando los agujeros se descubren para que todos puedan saborear el platillo típico y se pueda dar trámite a los bailes, en los que niños y grandes toman parte con el conocimiento de que deberán hacerlo por siete años consecutivos.
Actualmente, un comité integrado por habitantes del lugar se da a la tarea de difundir la tradición, por lo que este fin de semana San Francisco se vistió de colorido y recibió la visita de las autoridades municipales y pobladores de diversas partes de la zona que se hicieron partícipes del carnaval indígena, que gracias a dicha labor está recobrando fuerza.
En la parte central de la población se instaló un foro, frente al cual se desarrollaron los bailables y antes de proceder al desentierro del “bolim” se dio rienda suelta a la alegría y el júbilo desenfrenado, en el marco de una festividad que este martes debe llegar a su fin, ya que dará inicio la cuaresma y con ella vendrá el recato.