Todos lo señalan como déspota, arrogante y prepotente con sus empleados y ciudadanía
REDACCIÓN
Naranjos
A poco más de un año de haber tomado posesión como Presidente Municipal de Chinampa de Gorostiza, pueblo ubicado en las faldas de la Sierra de Otontepec, Ignacio Ponce Betancourt ha logrado unir al pueblo… pero en su contra.
El despotismo con que “Nacho” Ponce trata a sus trabajadores, a la prensa, a proveedores, maestros y ciudadanía en general es manifiesto y representa el principal tema de conversación en la cabecera y comunidades rurales.
Por grosero, arrogante y prepotente, Ponce Betancourt se ha ganado el repudio de sus representados, quienes prefieren no acudir al Palacio Municipal para evitar ser tratados con la punta del pie, como lo hace con los propios empleados municipales y con cualquier persona que ose preguntar por él.
A lo anterior se suma el escaso tiempo que dedica para apersonarse en su oficina, pues en la semana solamente lo hace dos o tres días, por espacio de dos o tres horas, por lo que los chinampenses no hacen más que arrepentirse de haber elegido a Ignacio Ponce como su autoridad.
Eso sin contar que aún está en proceso la demanda interpuesta contra su Administración por el Sindicato de Empleados y Trabajadores al Servicio del Municipio ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, por el despido de 24 de los 32 sindicalizados que conformaban la plantilla laboral del Ayuntamiento.
Así las cosas, Chinampa se encuentra sumido en un letargo que “Nacho” Ponce ha provocado, como lo dejó entrever durante su informe de gobierno rendido en diciembre de 2014, en el que no detalló prácticamente nada porque precisamente es lo que ha hecho desde que asumió su cargo…, nada.
