El 17 y 18 del presente, la Bispo visitó la ciudad contratada por la batucada que dirige Carlos Alberto Román Gutiérrez y refrendó la sencillez que le caracteriza al convivir con los espectadores, danzar, tomarse fotografías y divertirse como una naranjense más, a diferencia de lo que ocurre en el primer mundo, donde “los negros no se mezclan con los blancos”, según sus propias declaraciones.
Aunque ha vivido en países como Bélgica, Francia, Alemania y Luxemburgo, su vida es un carnaval como diría Celia Cruz, pues en el 2000 llegó de Bahía, Brasil a México, para formar parte de este tipo de fiestas en el Caribe y aquí sigue. “La reacción del público ante mi desempeño es lo más motivante; esa es la magia que provoca nuestro trabajo como artistas en la gente y eso es lo que más amo”, manifiesta.
“Mi profesión es digna y respetable, aunque hay gente que la malinterpreta faltándome al respeto con propuestas que nada tienen que ver con mi trabajo; mi carrera conlleva un esfuerzo tremendo y permanente que a veces algunos no comprenden. Hacer que todos se sientan felices y entren en ritmo es mi objetivo y lo hago tan bien que hay quien se siente con el derecho de hablarme indecorosamente”, puntualiza Miriam Bispo, de 36 años de edad.
