“Sucede que a algunos se les hace fácil encender un bulto de hojas secas u otro tipo de desechos y se olvidan de ello, sin embargo el fuego se expande y de pronto sale de control debido a que el pasto de alrededor está seco y a los vientos que soplan”, detalló el funcionario.
Señaló que a lo anterior se suma la inconsciencia de los ocupantes de los vehículos, que por las ventanillas arrojan desde envases de vidrio hasta colillas de cigarro, sin pensar en que una acción de ese tipo puede desencadenar una conflagración e incluso una tragedia.
Quemar desperdicios conlleva muchas implicaciones, pues además de que el humo que se genera se torna molesto para los vecinos, su aspiración resulta perjudicial, pero además representa un peligro por lo ya expuesto, destacó Pérez del Ángel.
