“Esa plancha, por ser pesada y estar elaborada de cobre, ha sido además codiciada por los amantes de lo ajeno, que en repetidas ocasiones intentaron desprenderla sin lograrlo, aunque le causaron daño, por lo que decidimos quitarla, para volver a colocarla una vez que concluya el pavimento de la arteria aledaña”, explicó Salazar Hernández.
El valor estimativo que para los moradores de ese lugar guarda la inscripción va más allá del costo del metal, pues lleva ahí más de 45 años, al grado de que a esa zona se le conoce precisamente con el nombre de “La Placa”, de ahí la decisión del Profe Chano de reubicarla y fijarla de manera más firme, para evitar que los vándalos vuelvan a querer hurtarla y sufra mayor desperfecto.