3 de Octubre de 2024

Día de Muertos, cultura popular vigente

  • Casa de Cultura y Ayuntamiento levantan altar, y se presenta una muestra de catrinas

REDACCIÓN

NARANJOS

Una de las expresiones de la cultura mexicana de mayor arraigo entre la sociedad es sin duda la celebración del Día de Muertos, tradición prehispánica que continúa vigente al paso de los años en todo México, mencionó Víctor Román Jiménez Rodríguez, alcalde del Municipio de Naranjos Amatlán, antes de iniciar un evento conmemorativo al Día de Muertos en la Plaza Cívica de la ciudad.  

En compañía de su esposa y Presidenta del Sistema DIF Municipal Blanca Esther Pérez de Jiménez, así como del cabildo en pleno, el mandatario municipal indicó que con el objetivo de que la cultura popular mexicana continúe vigente, colaboradores de la Casa de la Cultura y trabajadores del DIF municipal y del ayuntamiento, pusieron todo su ingenio, dedicación y creatividad para levantar el altar a los fieles difuntos en el que se rememora a familiares, amigos y conocidos que ya partieron.

Luego del exhorto a los presentes a cumplir con los protocolos de seguridad sanitaria, Jiménez Rodríguez explicó que el altar en estas fechas, es como tener la mesa puesta para los seres queridos fallecidos, que, de acuerdo a la tradición de origen prehispánica, llegan sus almas los días 1 y 2 de noviembre al mundo terrenal, a degustar sus alimentos que en vida eran sus preferidos y a reencontrarse con sus familias.

Precisó que según las regiones del estado y del país, las ofrendas se revelan en una variedad de elementos, desde papel de china picado, fotografías del difunto, bebidas, guisados, cigarros; hasta frutas de la región, muchas veces enmarcados con madera, ramas y bejucos, que además de ser una tradición, no deja de ser una creación de majestuosidad.

Explicó que, en la región norte del estado de Veracruz, el Zacahuil es un platillo esencial en el altar, se trata de una masa de maíz martajada, que lo diferencia del tamal, debido a que el grano del maíz se muele menos que para la masa, al dar una textura granulosa característica, además de que su tamaño es extraordinario.

Este alimento contiene masa quebrada, manteca de cerdo, chile chino, cascabel y carne de cerdo o guajolote, y el municipio de Naranjos-Amatlán ha mantenido el Récord Guinness 2019, al elaborar el zacahuil más grande de la huasteca (San Luis Potosí, Veracruz, Hidalgo) con un tamaño de 23.5 metros. Este año no se realizó, debido a la pandemia, enfatizó el alcalde.

El munícipe reafirmó que uno de los elementos importantes dentro de esta celebración es la figura de la muerte, que hacen que la cultura mexicana sea la única que representa y considera como un elemento indispensable dentro de nuestra concepción de vida, “el mexicano es el único que hace de la muerte una fiesta, una calavera literaria, un dulce y hasta un personaje artesanal”.

El Presidente Municipal dijo que no debemos olvidar que La Catrina, es originalmente llamada “La Calavera Garbancera”, figura creada por el dibujante José Guadalupe Posada, y bautizada por el muralista Diego Rivera, quien la estiliza a como la conocemos hoy en día, para finales del siglo XIX era la crítica de la clase pobre a la aristocracia en México, que era una manera de decir: aunque tengas mucho dinero y te vistas bien, de todas maneras, te vas a morir”.

Garbancera es la palabra con la que se conocía entonces a las personas que vendían garbanza, y que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, ya fueran españoles o franceses (este último más común durante el Porfiriato), quienes renegaban de su propia raza, herencia y cultura, dibujo que también representaba una crítica social a ese círculo social.

El alcalde indicó que Las Catrinas no sólo pasaron a ser características en estas fechas, sino que recobraron su vivacidad y colorido, tal como las representó en su momento el muralista Rivera, al ser todo un trabajo artesanal de la cartonería parecida al de las piñatas; engrudo, papel periódico y pintura blanca, papel de china, así como estructuras de madera y alambre. En la actualidad, los niños y jóvenes la llevaron a el arte del “Body painting" (pintura corporal), especialmente en el rostro.

Esta celebración concluyó con una de las manifestaciones artísticas que han permanecido como herencia familiar sobre todo entre los pueblos indígenas por generaciones, se presentaron danzas autóctonas de los pañuelitos, así como la de los españoles de la comunidad de Zaragoza, acompañados de mozos (históricamente mozos de servicio por los españoles) para su presentación.