-El reto verdadero de la Reforma Educativa no será evaluar a los maestros, sino dotar de los espacios y materiales precisos para que los estudiantes adquieran los conocimientos necesarios
Por ÉDGAR ESCAMILLA
La vieja puerta de metal -reciclada y sin cristales- se abre para mostrar el desolador interior de lo que un pequeño grupo de niños llaman su escuela, que no es más que un espacio habilitado con láminas, trozos de tablas, plásticos y cartón.
Sin piso de concreto, el agua que escurrió por la ladera del cerro ha provocado un lodazal, por lo que más que escuela pareciera un chiquero. En las paredes cuelgan aún un mapa de la República Mexicana y un pintarrón. Quedaron olvidados en el interior un par de mesas y cajas de madera recicladas que eran utilizadas como estantes. No se ven por ningún lado los compromisos de la Reforma Educativa.
Siendo Poza Rica una ciudad con una temperatura máxima promedio de 30.5 grados centígrados, mucho se agradecería que cualquier edificio contara con suficiente ventilación; sin embargo, el aula habilitada para la Escuela Primaria “Margarita Morán Veliz” poco tiene de confortable, y más que servir de ventilación, los múltiples espacios entre las tablas y láminas permiten la entrada del viento frío de esta temporada.
Por fuera pareciera más una bodega de materiales para construcción, de esas que construyen de manera temporal para guardar el cemento y las herramientas, pero en su interior lo que se construye es a los futuros ciudadanos, o al menos eso intentan los docentes.
Esta escuela se encuentra ubicada en la colonia Fraternidad, al pie del ejido Cerro del Mesón, sector conformado hace apenas nueve años con tan sólo 307 habitantes, según el último censo del INEGI.
Carente de todo servicio urbano, sirve de alojamiento a familias que no tenían otra forma de adquirir un predio para construir sus viviendas. En los últimos años, se ha introducido la energía eléctrica y más recientemente el drenaje sanitario, mientras se construye una planta de tratamiento de aguas residuales.
En 2012, ante las necesidades de los habitantes, se funda la escuela, que se pretende lleve el nombre de “Margarita Morán Veliz”, fundadora de la organización Antorcha Campesina en el municipio de Tecomatlán, Puebla.