1 de Noviembre de 2024

Inundaciones, desafío en el campo

a17c

 

  • Cultivos que se convierten en ríos

AGENCIAS

MÉXICO

La agricultura extractiva, la deforestación, industrias como la minería y el crecimiento de la mancha urbana han provocado la degradación de gran parte del suelo en nuestro país, convirtiéndolo en una barrera que impide la filtración del agua al subsuelo y provocando inundaciones.

Expertos alertan que la pérdida de vegetación y de materia orgánica en los suelos del país amagan no sólo la producción alimentaria, sino también la disponibilidad de agua, pues los terrenos agrícolas y bosques han dejado de actuar como una gran “esponja” para absorber las lluvias, lo que deriva en desastres naturales.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), 64% de los suelos de México muestra algún nivel de degradación, parte de la cual se asocia al impacto de las actividades agrícolas. Además, 28% de las unidades de producción presenta como principal problema la pérdida de fertilidad del suelo.

Al respecto, Gerardo Noriega Altamirano, profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, explica que suelos vírgenes con vegetación inalterada, como los que todavía se encuentran en bosques de la zona Popocatépetl-Iztaccíhuatl, tienen hasta 17% de materia orgánica, esto es, restos de plantas, animales y microorganismos en diferentes estados de descomposición que, además de aportar nutrientes, tienen una gran capacidad de almacenamiento de agua.

Sin embargo, el especialista lamenta que, actualmente, el grueso de los suelos de cultivo del país tenga menos de 1% de esta materia, producto de la extracción desmedida de nutrientes mediante la producción agrícola.

Detalla que otro de los factores que incide en la pérdida de materia orgánica de los suelos es el empleo de fertilizantes químicos, como la urea o el sulfato de amonio, pues no aportan materia orgánica al suelo, por lo que llama a los productores a optar por convertir en composta los residuos orgánicos, ganaderos, agrícolas y domésticos, e incorporarla a la tierra, de forma masiva, para devolver a ésta sus nutrientes y su capacidad de absorción de agua.