13 de Mayo de 2025

Castillo de Teayo tiene miedo y llora a Samy

 

Una de sus tías recuerda que le gustaba salir a correr, andar en bicicleta o montar a caballo, pero también disfrutaba de los juegos de video

Un centenar de personas, su mayoría provenientes de dicho municipio, se manifestaron frente a las instalaciones de la Unida Integral de Procuración de Justicia para exigir que los secuestradores no quedarán en libertad

 

Édgar Escamilla

Poza Rica

“No entiendo que pudo pasar por la mente de esas personas, no es posible que exista tanta maldad en las personas, no es justo que le privaran de su libertad y que le arrebataran su vida, si era solo un niño de seis años, inquieto como los demás, lleno de vida”, relata una de las tías del menor Samuel R., quien fuera secuestrado el pasado 16 de julio en el municipio de Castillo de Teayo y encontrado sin vida el 12 de agosto del presente año.

“Compartimos su indignación, su molestia y su dolor; en consecuencia, nosotros haremos lo que tengamos que hacer”, decía la tarde de ayer el fiscal regional Ezequiel Castañeda Nevares, ante un centenar de personas que se manifestaron frente a las instalaciones de la Unida Integral de Procuración de Justicia en esta ciudad.

 

Samuel recién había concluido el primer grado en la escuela primaria Enrique Rodríguez Cano. Encariñado con la naturaleza, gustaba de estar en el rancho de su familia, de donde fue plagiado el 16 de julio de este año, presuntamente por una venganza hacia su padre.

Una de sus tías recuerda que le gustaba salir a correr, andar en bicicleta o montar a caballo, pero también disfrutaba de los juegos de video; siempre lleno de energía, no paraba de jugar y hacer travesuras, mientras su madre esperaba los últimos días antes de dar a luz a su hermanito.

“Ayer su mamá Fabi dio a luz a otro bebé, nos parte el alma, por la desgracia, como cualquier madre que pierde a un hijo, desesperada y embarazada, nos sentíamos mal como familia”, relata la familiar de Samy; sabe bien que este nuevo ser no sustituirá a su sobrino, pero lo entienden como un mensaje de consuelo por parte de Dios.

Es imposible contener las lágrimas ante el dolor y la rabia y se pregunta una y otra vez la razón del porqué su sobrino tuvo que sufrir. “No es posible que exista tanta maldad en la gente, no es justo lo que le sucedió a Samy; si las autoridades hubieran actuado desde un principio, no hubiera muerto”.

Aquel 16 de julio sus secuestradores tenían todo preparado; el día anterior habían tirado una de las cajas de abejas para medir el tiempo que le tomaría al padre de Samuel ir a recogerla. El día del secuestro, tiraron no una, sino tres cajas para que les facilitara la acción, así llegaron hasta el corral en el que se encontraba el menor y cerca de las 15:00 horas se lo llevaron.

Las investigaciones sugieren que el autor intelectual del secuestro y homicidio fue una persona de nombre Froilán Hernández Zúñiga, quien contrataría a Celestino Guzmán, Celina Negrete y Alejandro Osorio, así como a otras personas cuyas identidades permanecen en reserva, para cometer el crimen.

Los secuestradores exigieron entonces la cantidad de 4 millones de pesos, por lo que ante la imposibilidad de reunir ese dinero, la familia recurrió a las redes sociales, poniendo a disposición una cuenta bancaria con la esperanza de obtener donativos y pagar el rescate.

El 12 de agosto, casi un mes después del plagio, el menor fue encontrado sin vida en el mismo rancho de su familia. El hecho causó consternación entre toda la comunidad de Castillo de Teayo.

“Una tarde estábamos mi esposo y yo muy tristes en nuestro domicilio, en frente estaba uno de los que están ahora dentro de la cárcel, con su coca tomándola y mi esposo y yo lo veíamos. Tenía el cinismo de decirle ¿no gusta? Nosotros teníamos la esperanza que Samy estuviera vivo, pero el primer día que se burlaba ya sabia él que estaba muerto, eso es una crueldad, no tiene perdón de Dios”.

“Ha sido un largo proceso lleno de dolor, un mes de espera, amanecía y anochecía, y nosotros con fe esperábamos que llegara Samy, sin saber que ya estaba muerto, no saben como destruyen a una familia completa”.

Los implicados presuntamente han participado en otros secuestros que han quedado impunes. “Se burlaban, decían que como quiera salían, hasta el momento nadie se explica cómo el juez los sacaba”.

El pueblo de Castillo de Teayo se encuentra indignado y si llegaran a quedar en libertad, han amenazado con hacer justicia por cuenta propia.

Tal indignación quedó demostrada la tarde de ayer 20 de agosto. Las campanas de la iglesia en Castillo de Teayo sonaron para congregar a todo aquel que quisiera manifestarse en Poza Rica.

Con pancartas y cartulinas exigían a las autoridades y al gobernador Javier Duarte de Ochoa, no permitir que los presuntos secuestradores y asesinos de Samuel quedaran en libertad.

El grito de justicia retumbaba en los cristales de la Unidad Integral de Procuración de Justicia; un fiscal regional, Ezequiel Castañeda salía atender a la multitud que exigía castigo para los culpables.

“Queremos justicia”, “El gobernador dice que los niños de Veracruz no se tocan, a Samy lo secuestraron y lo mataron”, reclamaban una y otra vez.

“Estamos convencidos que a cada uno de ustedes los asiste completamente la razón, no solamente se ha agraviado a una familia, no solamente se  ha vulnerado el derecho fundamental de una persona, de un niño, de un menor que tenía todo el derecho a continuar con su vida, a desarrollarse en sociedad, a educarse y divertirse como todos los niños y se ha vulnerado el más fundamental de los derechos, que es la vida, pero también se ha agraviado a la sociedad entera, todos estamos molestos, indignados, porque son cosas que no deben pasar en una sociedad y la única manera –de evitarlo de nuevo- es corrigiendo a través de la sanción a quienes cometieron este delito”, señalaba el fiscal regional ante la multitud.

“Todos estos gritos que nunca serán suficientes de acuerdo a la molestia que tenemos todos, todos estos gritos los hemos traducido en acciones jurídicas para pedir al tribunal correspondiente que no salgan”, dijo, a la vez que informaba que ayer mismo habían sido vinculados a proceso los primeros dos detenidos; “tenemos ocho órdenes de aprehensión y ya se ejecutaron cinco en apego al debido proceso para que sea como lo están pidiendo ustedes y nosotros, que se queden por lo menos cien años”.

Castañeda Nevares se dijo seguro de que la juez de distrito tomará en cuenta las apruebas aportadas y dará una sentencia favorable a los implicados, a quienes solicitó una pena de al menos cien años de prisión, en tanto continúan las investigaciones y se logra la detención del resto de los inculpados, sin que se descarte que pudieran existir más implicados.

 

Castillo vive con temor

Distante del principal núcleo urbano del distrito, Poza Rica, el municipio de Castillo de Teayo, reconocido por contar con una de las más grandes pirámides de la cultura huasteca, sufre una ola de inseguridad de la que poco se difunde.

El secuestro y asesinato de Samuel ha provocado tal reacción entre la población, que se dicen incapaces de seguir soportando la inseguridad que se vive en el municipio, donde se ha presentado una ola de secuestros que hasta la fecha permanecen en la impunidad.

De acuerdo con los testimonios de quienes participaron en la manifestación, a una de las presentes también le desaparecieron a uno de sus hijos, otro joven fue secuestrado y llevado al monte, afortunadamente pudo zafarse de sus ataduras y, aunque presentó su denuncia, no se han capturado a los culpables.

“Estamos viviendo una ola de secuestros y no pasa nada en Castillo, los expedientes se desaparecen, no hay antecedentes, mataron a otra joven y hay un secuestro en Ojital, un profesor fue secuestrado, pero se pagó su rescate, otro señor que vive en el centro también lo secuestraron y nunca apareció, por eso vivimos con miedo”, refieren.

 

Aunque el anuncio del fiscal regional da un poco de luz en el caso de Samuel y piensan que algunos de los vecinos estarán un tanto más tranquilos, se dicen temerosos de lo que pueda seguir ocurriendo; mientras tanto, no les resta más que confiar en las autoridades y que al menos en un caso habrá justicia.