Igual que antes lo hicieron su madre y su abuela, doña Irene compra calabazas, nopales, mangos, chalahuites y otros productos agrícolas de temporada, ya sea por charolas o por tanques cuyo costo es de unos 50 pesos, y con el producto de la venta diaria gana alrededor de 100 pesos, aunque en ocasiones, añade, se pone a preparar tamales o piques y, así, puede sacar un poco más, aunque como quiera, dice, “apenas sale para irlo sobrellevando”.
Lleva años haciendo lo mismo, y con lo ganado de ese modo se tiene que conformar porque, lamenta, a su edad no conseguiría trabajo, y menos porque no llegó ni a tercero de Primaria, por lo cual no sabe leer, escribir ni hacer cuentas, nada más se fue enseñando a dar el cambio a sus clientes por la misma dinámica del trabajo cotidiano que le permite alimentar a cinco hijos.
