Recordó la disciplina férrea de los tiempos de su niñez, de la cual dijo conservar gratos recuerdos, por la paciencia y ganas de sacarlos adelante que evidenciaban sus mentores, pese a los castigos que estilaban imponer al alumnado en aquella época, señalando que los docentes encuentran enorme satisfacción al ver que, con el paso del tiempo, aquellos a quienes enseñaron las primeras letras se convierten en gente de bien y profesionistas brillantes.
Habló de las 11 reformas estructurales hechas por los diputados, destacando la educativa como la más importante: “No concibo un México sin una niñez preparada para competir en conocimientos con la de cualquier lugar del mundo”, enfatizó, remarcando que en la medida en que los maestros estén bien preparados y sean mejor pagados, a la par de que haya escuelas con mejor infraestructura educativa: mesabancos, pintarrones, proyectores y aire acondicionado en climas extremos como Tuxpan, habrá cada vez mejores alumnos, aptos para sobresalir en cualquier profesión.
