26 de Abril de 2024

Contaminación producto de exportación 

Por Julio César Vega Olivares  

La contaminación sin duda es un fenómeno global y ha resultado un problema que ha venido complicándose y que además se comporta con efecto acumulativo, es decir que ha venido aumentando con el tiempo, dado que no se ha puesto solución a este asunto, sino por el contrario se continúan elevando los niveles de contaminantes en el mundo, la contaminación de aguas marinas, donde la acumulación de metales es grave particularmente de mercurio y tierra adentro en ríos y lagunas, en la atmosfera alta o estratosfera , donde el adelgazamiento de la capa de ozono provoca nuevos riesgos en los seres humanos, derivado de que la filtración de los rayos ultravioleta es cada vez más deficiente, el calentamiento global producto del bióxido de carbono y del aire el de las grandes urbes, que es donde esto se nos hace más evidente por las molestias inmediatas que provoca.  

Lo primero que es conveniente resaltar, es que la gran mayoría de los países, han reconocido que la contaminación es un fenómeno global y que es posible determinar los grados de responsabilidad por país, lo cual hace  evidente que los países más contaminantes son los más industrializados y los de mayor consumo energético, el otro factor que ha sido reconocido es que la contaminación afecta a todo el mundo y ha habido intentos de controlar las emisiones sobre todo de gases de invernadero, desde el protocolo de Kioto, hasta el acuerdo de París. 

Algunos países, exportan su contaminación, es decir convirtiendo este flagelo social en producto de exportación, simplemente instalando sus fábricas en el extranjero, con lo que evitan dos cosas, primero, los costos asociados con su control; porque en esos países casi no existen controles o la corrupción los resuelve y segundo, que con eso no se contamine  su territorio nacional, como Estados Unidos y otros, cuyas grandes corporaciones, producen en China y otras partes del mundo, los chinos, bajo férreo control estatal tienen que aguantar elevados niveles de contaminación, para mantener la producción en niveles de competitividad. 

Producir en china no es una concesión graciosa sino un acto de exportación de emisiones de gases y de contaminación, ya que para producir en china es necesario quemar millones de toneladas de petróleo y carbón, emitir gases de invernadero, vapores cancerígenos, envenenar sus ríos, producir polvo pernicioso, pero reducir la contaminación en América.

Pero veamos nuestro país, estos últimos días la contaminación ha alcanzado niveles alarmantes en varias ciudades, derivado de su concentración industrial y poblacional, una de ellas es la ciudad de México que ha alcanzado nuevamente niveles de contaminación históricos, el nivel más alto en 14 años, aunque también hay ciudades y poblaciones donde la minería extranjera se ha asentado, que evitan costos ecológicos; elevando sus ganancias a costa de la salud de la gente, con la complicidad de funcionarios nacionales.

Pues un caso emblemático es la ciudad de México donde las industrias y los vehículos automotores, parecen los mayores responsables.

Nos resulta muy claro que para combatir la contaminación, se requiere voluntad política y pensar en la gente, los sucesivos gobiernos tanto locales como federales de la ahora ciudad de México, no han querido  resolver el problema de la contaminación, cuyas primeras crisis graves fueron en los noventas, cuando las intensas y frecuentes inversiones térmicas nos muestran la cara de la contaminación, para lograrlo se deben tomar medidas enérgicas e inmediatas, de control industrial y vehicular pero no solo coyunturalmente y pasada la crisis  a olvidarse y repetir los ciclos.

Se podría prohibir la instalación de industrias contaminantes y establecer controles para las existentes, o sacarlas de la ciudad de México y paralelamente comenzar una transición hacia vehículos híbridos, hasta  finalmente cerrar el círculo producción eléctrica-coche eléctrico, es decir poder tener en casa celdas solares que sirvan para cargar el vehículo Eléctrico, es decir contaminación cero, porque alimentar un vehículo con electricidad del sistema actual representa de todas manera una quema de combustibles fósiles en algún sitio, es decir  en realidad si contaminan pero indirectamente.

Y que sea posible comprar vehículos híbridos y eléctricos, mediante créditos muy blandos, como política específica de gobierno, ya basta de que todo para el vencedor.  

Además establecer normas de producción de vehículos en el país, para que sean utilizados como taxis, microbuses y autobuses, y en general vehículos ecológicos de alto rendimiento para que las plantas armadoras en México cumplan estas especificaciones, y compitan para producir vehículos a los estándares mexicanos, híbridos y eléctricos, a precios accesibles.  

Estamos nuevamente a los niveles de contaminación de 1991, cuando  ya andábamos con tapabocas y nos lloraban los ojos, cuando la solución fue cerrar la refinería de Azcapotzalco y nada, nuevamente otro ciclo idéntico, parece que somos de lento aprendizaje o de plano no aprendemos.

Lo que realmente se requiere en México es una verdadera reconversión energética, para que pasemos a un México de contaminación mínima, para que la altiplanicie mexicana y todo el país, sea de nuevo lo que decía Von Humboldt  en 1804 o Carlos Fuentes en 1958 la región más transparente.