29 de Enero de 2025

Alimentación en el embarazo

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Durante el embarazo, es especialmente importante que la futura madre cuide su alimentación, por su propia salud, pero también para aportar al feto los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo, así como para evitar riesgos de infecciones y otros problemas.

Lo habitual es que la mujer engorde entre nueve y trece kilos durante esta etapa, dependiendo de su Índice de Masa Corporal (IMC) antes de quedarse embarazada.

De este incremento de peso, aproximadamente la mitad corresponde al peso del bebé, al líquido amniótico y a la placenta, y el resto es una ganancia natural de este proceso que no debe obsesionar ni angustiar a la futura madre.

No existe una dieta específica para el embarazo y la gestante debe comer de todo, de manera equilibrada y con moderación, siguiendo la tradicional dieta mediterránea y la pirámide alimentaria.

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En general, la embarazada ha de intentar tomar la cantidad suficiente de:

Proteínas: son necesarias para construir y reparar el tejido de la madre y del feto; se encuentran en carnes, huevos, pescados, leche y productos lácteos, legumbres, frutos secos y cereales.

Hidratos de carbono: constituyen la principal fuente de energía para la madre y para el feto. Están presentes en la pasta, legumbres, patatas, hortalizas y cereales, que conviene que sean integrales para ayudar a combatir el estreñimiento.

Grasas: portan ácidos grasos esenciales y energía, pero es mejor moderar su consumo y optar por grasas saludables, que se hallan en el aceite de oliva, y los ácidos grasos omega-3, muy importantes para el correcto desarrollo del feto. Estos se encuentran en los frutos secos, semillas y muchos pescados. Por contra, se debe limitar el consumo de grasas saturadas como las animales, el queso graso curado, la nata y la mantequilla.

Hierro: necesario para prevenir la anemia. Lo tienen las carnes rojas, cereales, legumbres y frutos secos. Es habitual en esta etapa que el médico aconseje a la mujer tomar suplementos de este mineral.

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Calcio: está presente en la leche y productos lácteos, soja, acelgas, legumbres y almendras.

Ácido fólico: muy importante para el desarrollo del sistema nervioso central del bebé. Lo contienen las verduras de hoja verde, cereales, huevos, naranjas, legumbres y nueces. Las embarazadas deben tomar suplementos diarios de este mineral, al menos, hasta el tercer mes de gestación.

Vitaminas y fibra: imprescindibles para el correcto desarrollo del feto -sobre todo la B12-, se obtienen comiendo abundantes frutas (4 o 5 porciones diarias y mejor enteras que en zumo), hortalizas y verduras frescas, siempre lavándolas bien.

Otras recomendaciones

Moderar el consumo de sal, que debe ser yodada.

Ingerir mucho líquido: unos dos litros de agua al día -en torno a los ocho vasos diarios-, para ayudar a combatir el estreñimiento, controlar las náuseas y los vómitos, evitar la sequedad de la piel y a prevenir las infecciones urinarias. También se pueden tomar infusiones, leche, caldos y zumos, que deben ser naturales o pasteurizados.

Controlar el consumo de bebidas con gas o excitantes como el café, el té y los refrescos de cola.

Por último, resulta crucial cocinar los alimentos de manera adecuada, esmerar la higiene al prepararlos y manipularlos e ingerirlos bien hechos. En otras pestañas de este contenido tienes más información práctica para evitar las infecciones e intoxicaciones que pueden producirse con ciertos alimentos especialmente preocupantes durante el embarazo.

Durante el embarazo, el sistema inmune de la mujer se modifica y algunos microorganismos pueden llegar al feto atravesando la barrera placentaria.