25 de Noviembre de 2024

El abrazo

CLAUDIA VIVEROS

El abrazo debería de ser recetado por los médicos pues, rejuvenece el alma y el cuerpo, hay un poder curativo en el abrazo que aún desconocemos. Según los psicólogos deberíamos cubrir una cuota diaria de 11 al día. Los abrazos aumentan el nivel de oxitocina, el contacto físico en general estimula la producción en el cuerpo de dos hormonas llamadas dopamina y serotonina, las cuales causan serenidad y calma, y reducen otra hormona llamada cortisol, que es la causante del estrés y la ansiedad. Abrazar es generar felicidad. Incluso podemos tomar las sesiones de abrazos como terapia de rejuvenecimiento natural, pues fortalecen el sistema inmunitario al favorecer la creación de glóbulos blancos, las células encargadas de combatir infecciones y enfermedades, disminuyen la presión arterial y ayuda a reducir el riesgo de padecer demencia.

El abrazo cura el odio, cura los resentimientos, cura el coraje, los malos entendidos,

el cansancio y la tristeza. Dicen que es el mejor pegamento para las almas rotas.

Cuando abrazamos soltamos amarras, perdemos en instantes las cosas que nos han hecho perder la calma. El abrazo nos da la paz en el alma.

Cuando abrazamos dejamos de estar a la defensiva y permitimos que el otro se aproxime a nuestro corazón, los brazos se abren y ¡los corazones se acurrucan de una forma única! ¡No hay nada como un abrazo, un abrazo de "Te amo", un abrazo de "Qué bueno que estás aquí", un abrazo de "Ayúdame"...! Un abrazo de "Hasta pronto", un abrazo de "Perdóname" y de "Te perdono", un abrazo de "cuánto te extrañé", abrazos...

Cuando abrazamos somos más de dos, somos familia, somos accesibles, somos sueños posibles...

Lo increíble es que cada vez más estamos escasos de estos, los frenamos, los damos a cuenta gotas y por supuesto de la misma manera los recibimos, porque estamos en una posición tan a la defensiva que no nos desprendemos de nada y a la vez de todo.

El abrazo es gratis y más que regalárselo a otro, nos lo otorgamos al compartinos un instante para cobijar al necesitado. Cuanto calor generaríamos en este mundo tan frío y distante. Y sí, ya sé que la bendita pandemia no ha ayudado y nos ha alejado, pero no se puede abrazar solo de forma física (aunque es la más sabrosa), también lo podemos hacer por medio de la buena palabra y las atenciones. Abracemos por medio del cuidado al otro, de la buena vibra, del positivismo, de la ayuda desinteresada.

Y en lo que nos llegan los abrazos también abracémonos a nosotros mismos, con autocuidado, valoración, amor propio, meditación, buena alimentación, espacios recreativos correctos y cuidando a quien incluimos en nuestros círculos cercanos. Si abrazamos más le aseguro que tendremos un mejor semblante y una perspectiva más relajada de las cosas. Incluiremos la buena esperanza y permitiremos el pensamiento de fluir, dar y recibir incluyendo ese ingrediente mágico del que queremos hablar poco, y que es el amor.