25 de Noviembre de 2024

Escribir es un arte

CLAUDIA VIVEROS

Hemos estado hablando en semanas pasadas sobre la importancia de la buena comunicación. De lo fundamental de poder construir buenos mensajes internos, en la llamada comunicación intrapersonal, y por supuesto de lo indispensable que son los mensajes que enviamos al mundo, en lo que se denomina comunicación interpersonal.

Y es que somos lo que decimos, lo que pensamos y lo que escribimos.

Si pudiéramos tenerlo claro seriamos mucho más cuidadosos, ya que una ligera mal interpretación o intensión puede desencadenar crisis lamentables.

Algunas cosas que debemos dejar de lado, y si no es así, por lo menos echarlas a dormir al construir mensajes siempre son: la ira, el enojo y la irreverencia, las que, conjugadas, pueden llevarnos a caminos de lamentación que le aseguro, nadie quiere recorrer. En otras palabras, el control de emociones, o la tan llamada inteligencia emocional, tiene que ser nuestra compañera fiel.

Se supone que conforme vamos creciendo, a esta inteligencia la conocemos más de cerca, pues la experiencia, el raciocinio y el arte de la creación de buenas relaciones, nos transforman en seres poderosos. Hablando de liderazgo es fundamental dominar las habilidades comunicativas, y además de saber emitir, debemos ser escuchas activos, atentos a la información que nos llega y a decodificarla siempre de la mejor manera, para aprovechar, todo aquello que nos pueda convenir y edificar.

Líder es todo aquel, que empatiza, que se asesora, que se informa, que actúa con mesura, que sabe ser diplomático y que ante todo deja de lado la agresión, por muy delicada que le parezca.

Escribir es un arte, que requiere de mucha paciencia, de mucha disciplina, de conocimiento básico en gramática, sintaxis y ortografía. Cuando se nos escapa un punto, una coma o un acento, el sentido de lo expuesto podría malinterpretarse por completo, por ello es recomendable el ejercicio recurrente y si no es posible llevarlo a cabo, buscar el mejor asesoramiento. Nadie nace sabiéndolo todo, ni siendo perfecto, es muy respetable todo aquel que sabe recurrir a quienes lo pueden ayudar a ser mejor.

Principio básico de crecimiento y sabio liderazgo es rodearse de aquellos que sean igual o más inteligentes que uno, con competencias destacables que podamos gestionar a nuestro favor y obvio en favor de nuestro contexto.

Tan fácil que es, tomarnos un momento muchas veces, antes de crear una retroalimentación visceral que puede provocar ponernos en el ojo del huracán.

Respire, ordene sus ideas, estructure siempre correctamente y verá como siempre saldrá victorioso. Vale más un mensaje elegante bien hecho, a un cúmulo de sandeces que evoque la peor de las imágenes de nuestro ser en otros, llámense, amigos, familia, empresa o nación.