5G: es tiempo de romper paradigmas en la infraestructura de telecomunicaciones
GABRIEL NAVARRO
Este es el año de la llegada del 5G a México, y se prevé que esta nueva generación de redes móviles impacte positivamente a todas las industrias. Esta tecnología permitirá una mayor velocidad de navegación debido a su elevada capacidad de transmisión de datos y baja latencia, es decir, el tiempo exacto que transcurre desde que un dispositivo envía un paquete de datos (información) a un servidor hasta que se recibe una respuesta de este.
Entre las múltiples aplicaciones de esta tecnología destaca su uso para la telefonía celular, el acceso a internet, la aceleración de los servicios de streaming y el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), que a su vez comprende, entre otras cosas, a la agricultura de precisión, la automatización de la industria manufacturera y de la industria médica, el monitoreo del tráfico, la gestión de flotas, etc.
En términos económicos, analistas de IDC estiman que el arranque de la red 5G generará cerca de 90 mil millones de pesos debido a las grandes inversiones que supone. Se anticipa también que esta red alcance una penetración de entre 15% y 20% de las suscripciones móviles para los siguientes dos años.
Uno de los desafíos más importantes y estratégicos para que esto sea una realidad es la capacidad de construir infraestructura de telecomunicaciones que pueda soportar toda la demanda del 5G. Las redes actuales son insuficientes para lograr un despliegue sostenido en todo el país.
Para cada una de las empresas de telecomunicaciones significaría una inversión inmensa, prácticamente imposible de realizar, tender sus propias redes, además del tiempo que llevaría conseguir todo lo necesario para obtener permisos y demás. Aquí es precisamente donde entra la importancia de las redes neutrales, es decir, aquellas redes de un tercero (de ahí su nombre) que hace toda la inversión y documentación, de lo cual resultan redes de altísima calidad que las empresas de telecomunicaciones pueden rentar, estando listas para las más robustas tecnologías, sin riesgo de que otros competidores pasen por la misma red ni de que el propio dueño compita por sus clientes.
Esto maximiza la inversión de los operadores existentes y facilita la llegada de nuevos jugadores al mercado, ya que les brinda acceso a redes de fibra óptica neutrales y de calidad mundial ya existentes, por lo que no tendrán que hacer inversiones millonarias para poder operar en el país.
El consumidor final es el principal beneficiado porque esto hace que los operadores puedan ofrecerle precios más bajos y más y mejores servicios. De igual forma, los usuarios no dependen únicamente de los planes de implementación que los operadores tengan para llegar a su zona de cobertura, pues las redes neutrales normalmente pasan por rutas diversas, permitiendo conexiones en lugares donde antes no había.
Hacer que las redes neutrales sean una realidad requiere un cambio de paradigma, en la conceptualización, la planificación, la construcción y la implementación; no es necesario contar con infraestructura propia para ser competitivos. La construcción, como tal, de las redes juega un papel trascendental, ya que es donde las empresas deben depositar su confianza: que sean construidas rápidamente, con la calidad necesaria, con rápida reacción a personalizaciones. La concordancia de la parte de construcción con las necesidades de las empresas es vital para que tecnologías como 5G se hagan realidad, lo que impacta positiva y directamente en competitividad del país y reducción de la brecha digital, dos temas trascendentales para poner a México en la mira de las “Big Tech” que, sin duda, han manifestado gran interés en seguir creciendo en nuestro país.