Después del trauma “Walt Disney” (IV)
PAULINA LAVISTA
Tocada, tanto por el trauma al que Walt Disney me enfrentó en mi niñez con la visión de sus películas Bambi y La Cenicienta, como por las historias del doctor alemán Hoffman y sus moralejas aterradoras, la visión del mundo que se presenta ante mis ojos, al ir creciendo y observar, con certeza, la existente desigualdad de la humanidad que el filósofo Michel Foucault resume, básicamente en que la sociedad se divide en dos: “… En aquellos que tienen muchas cenas y poca hambre y los que tienen mucha hambre y pocas cenas”..., yo encontré mi verdadera vocación en la fotografía porque ésta me permite capturar, si el azar lo permite, algunas escenas del teatro de la vida —de toda índole— que me conmueven. La pobreza y el desamparo de la niñez siempre me han tocado el corazón. En general se piensa, o se pensaba en años pasados, que la mayor pobreza en la niñez se daba en África y en países de Latinoamérica.
Con esa idea viajé en 1974 a Europa para cumplir un trabajo fotográfico y visitar a mi hermano Mauricio, quién vivía en París. Después de terminar el trabajo, mi hermano me acompañó a visitar los maravillosos museos de la ciudad luz y luego viajamos juntos a Italia, donde vistamos Florencia, Verona, Pisa, etc., maravillada todo el tiempo por la pintura y arquitectura europea.
En Roma, como cualquier turista, visitamos la célebre fuente de Trevi, donde capturé la fotografía que hoy acompaña mi escrito. En la imagen, dos niñas gitanas descalzas —que parecen surgidas de algún cuadro del Renacimiento— piden limosna. Con tristeza y asombro caí en cuenta que la miseria infantil también se daba en una sociedad europea del primer mundo, aparentemente superior a la nuestra.
Es lamentable que la situación de los niños y adolescentes siga tan mal o peor a 48 años de la captura de la citada fotografía que refleja a esos niños pobres, los olvidados de siempre, los que nacen con la herencia a cuestas de un futuro de miseria humana del que tal vez nunca saldrán.
Hoy, con las guerras, especialmente la de Rusia contra Ucrania, la pandemia, la inflación, el cambio climático, que amenaza con graves inundaciones a los países vulnerables, la niñez está amenazada, peor en México, donde hay que sumarle los crímenes de la delincuencia organizada a la que cientos de adolescentes se integran en este desenfreno de violencia para salir de su pobreza, aunque sea por un tiempo, antes de que los maten.