23 de Noviembre de 2024

La ética y los abogados

IRENE TELLO

La falta de regulación de la ética profesional de los abogados en México es una de las causas de la corrupción y la impunidad en nuestro país. Y es que los abogados con su actuar diario pueden fomentar y permitir la corrupción y hacer que las leyes en este país se violen sin que haya consecuencia alguna. Por eso no es poca cosa que se acuse a una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (o a un expresidente) de plagiar por completo su tesis de licenciatura. Más una ministra que pretende dirigir la máxima institución pública encargada de interpretar y respetar la Constitución.

El tema del plagio de la tesis de licenciatura de la ministra Esquivel podrá parecer algo sin importancia, desgraciadamente esta polémica es parte de un problema mucho más grave: la falta de relevancia y seriedad que se le da a la ética profesional de los abogados en México. Esto ocurre por lo poco regulada que está la profesión en el país. Además de la heterogeneidad de la calidad y sobreabundancia de programas de derecho, no existe el requisito de la colegiación obligatoria para ejercer como abogado en el país. Esto quiere decir que una persona que obtiene su cédula profesional de acuerdo con los requisitos de la universidad en la que curse la licenciatura puede acabar ejerciendo la profesión.

Dada la gravedad de las consecuencias que puede tener el que una persona que no posee los conocimientos legales necesarios ejerza la profesión de abogacía, en algunos países, como Estados Unidos, es obligatoria la colegiación para poder ejercer. Y no sólo eso, además de pasar un examen riguroso de que se poseen los conocimientos legales necesarios, se debe pasar un examen en el que se demuestre que se conoce el código de ética de la profesión. Si los abogados violan dicho código, dependiendo de la gravedad de la violación, se puede sancionar con una multa, una suspensión o incluso quitar la licencia para ejercer.

Esto se debe a que los códigos de ética establecen los principios que deben regular la profesión, lo que un abogado debe y no debe hacer. Si un abogado no los conoce o se rige por ellos las consecuencias pueden ser desastrosas, arruinar la vida de miles de personas y erosionar el Estado de Derecho. Por eso vemos en México abogados que dicen poder defender a una persona y que sólo buscan despojar a una familia de sus ahorros y su paz. O jueces que se corrompen y deciden el futuro de una madre y sus hijos por aceptar los sobornos de un padre violento y corrupto. O ministerios públicos que mandan a la cárcel a una persona inocente y sin recursos. O personas que no obtienen justicia porque no poseen los recursos económicos para acceder a una buena defensa o representación jurídica. Desgraciadamente, en México sólo los abogados que deciden colegiarse pasan por el requisito de regirse por un código de ética y no parece ser que el perder dicha colegiación sea un incentivo lo suficientemente fuerte para que lo respeten.

Respecto al tema del plagio de la ministra Esquivel, se tendría que hacer una investigación rigurosa en la UNAM para saber por qué se permitió esta titulación cuando al menos 5 personas tuvieron que firmar que ese trabajo cumplía con los requisitos para obtener derecho a examen y el título de licenciado. Esto nos habla de una falta de ética profesional no sólo de la ministra sino de los profesores que aprobaron esta tesis y le otorgaron la posibilidad de examen profesional. Pero además de este tema, debemos tener una discusión más grande y seria sobre lo poco regulada que está la profesión de la abogacía en México y cómo esto acaba teniendo consecuencias directas en la corrupción y la impunidad con la que vivimos.