Los jugadores profesionales, mercancías en el mercado del balompié
ALEJANDRO ESPINOSA
Comentaba el brillante jugador francés de fútbol Kylian Mbappé: “Argentina y Brasil no juegan partidos de mucho nivel para llegar a la Copa del Mundo. En Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa. Y es por eso que cuando miras las últimas Copas del Mundo siempre son los europeos los que ganan”. La realidad le dio un mentís a Mbappé, la Copa del Mundo quedó en América, en el Sur; pero lo señalado por el jugador galo tiene cierto sustento: en Europa se concentra de manera principal el capital ligado al negociado del fútbol: desde el papel de los visores, como parte del andamiaje futbolero, la compra de jugadores (¿se acuerdan de la película Rudo y cursi?, con Gael García, Diego Luna y el visor, Guillermo Francella), préstamos, la mercadotecnia en pleno en la máquina de negocios del balompié profesional, competencia feroz en el mercado capitalista del fútbol en la compra, préstamo o desecho de jugadores.
A esto último se refiere Di María, jugador argentino, cuando lesionado estaba con una infiltración que le permitiría seguir jugando, se le acercan y le dan una carta que le dirigía la dirección del Real Madrid “¿Cómo? ¿Qué me estás diciendo?”, le dije. Me contestó: “Bueno, ellos dicen que no estás en condiciones de jugar. Y nos están forzando a que no te dejemos jugar hoy”. Inmediatamente entendí lo que estaba pasando. Todos habían escuchado los rumores de que el Real quería comprar a James Rodríguez después del Mundial, y yo sabía que me querían vender para hacerle lugar a él. Así que no querían que su jugador se rompiera antes de venderlo. Era así de sencillo. Ese es el negocio del fútbol que la gente no siempre ve” (Bajo la lluvia, en el frío, de noche, junio 25, 2018). Di María acabó rompiendo la carta.
Para acercarnos a una de las facetas de esta realidad, veamos en dónde juegan los “seleccionados”. Tomemos solamente el caso de Francia y Argentina, los dos finalistas.
Imaginemos la foto donde presentamos a los jugadores, sin aludir en lo posible a si son defensas, delanteros, simplemente queremos ver los cuadros en los que se desempeñan profesionalmente. Sobre el seleccionado francés, Kylian Mbappé Lottin juega en el París Saint-Germain F. C. de la Ligue 1. Antes se había desempeñado, muy joven, en el club Mónaco de la Ligue 1. Raphaël Varane juega en el Manchester United F. C. de la Premier League de Inglaterra. Por su parte, Antoine Griezmann –gran jugador, pero que fue neutralizado por la escuadra argentina-, juega para el Atlético de Madrid, Primera División de España. Lucas Francois Bernard Hernandez, está adscrito al Bayern de Múnich. Benjamin Jacques Marcel Pavard juega en el Bayern de Múnich de la Bundesliga de Alemania. Olivier Jonathan Giroud ejerce su profesión en el club AC Milan de la Serie A, mientras que Hugo Hadrien Dominique Lloris, el arquero y capitán de la escuadra francesa y del Tottenham Hotspur F. C. de la Premier League de Inglaterra. Adrien Rabiot-Provost juega para el Juventus F. C. de la Serie A de Italia. Kingsley Junior Coman participa en el Bayern de Múnich de la 1. Bundesliga de Alemania. Masour Ousmane Dembélé juega en el F. C. Barcelona de la Primera División de España. Alphonse Francis Areola juega en el West Ham United F. C. de la Premier League de Inglaterra, y por último, en este breve acercamiento, Steve Mandanda Mpidi juega para el Stade Rennais F. C. de la Ligue 1 de Francia. Una parte del continente europeo, la que destina más dinero en función de capital para este negocio, es el escenario profesional de la mayoría de jugadores franceses. Juegan para la selección francesa, pero su adscripción profesional es en los clubes europeos más importantes.
Ahora, con este mismo ejercicio, veamos al seleccionado argentino. Lionel Andrés Messi Cuccittini (más allá de las raíces que se aprecian en sus apellidos), su trayectoria profesional la realizó en el Club Barcelona, ahora es parte del París Saint-Germain de la Ligue 1 de Francia. Paulo Exequiel Dybala, juega en la A. S. Roma de la Serie A de Italia. Ángel di María, pasando del Rosario Central al Benfica, después al Real Madrid, al Manchester United, al PSG, hasta el Juventus de Turín. Alejandro Darío Gómez Villaverde, se desempeña en la escuadra del Sevilla, de la Primera División de España. Damián Emiliano Martínez (Dibu Martínez, arquero), juega en el Aston Villa de la Premier League de Inglaterra, desde niño, igual que el caso de Messi en España. Leandro Daniel Paredes juega en el Juventus de la Serie A, previamente cedido por el club París Saint-Germain. Nicolás Otamendi participa en el Benfica, Portugal. Lautaro Javier Martínez, juega en el Inter de Milán de la Serie A de Italia. Marcos Javier Acuña, participa en el club español Sevilla. Rodrigo de Paul Ferrarotti (mismo apellido de Franco Ferrarotti, ilustre sociólogo italiano), pasó por Racing Club, actualmente juega para el Atlético de Madrid. Formados en la cantera de River Plate, y hasta hace poco parte de su escuadra, están los casos más sonoros de Julián Álvarez, Enzo Fernández y Gonzalo Montiel. Como en el caso del seleccionado francés, en la escuadra argentina se concentra una parte del continente europeo. Juegan para la selección argentina, pero su adscripción profesional es en los clubes europeos más importantes.
No es una feliz coincidencia que en las escuadras finalistas predominen jugadores ligados al fútbol europeo pues, como señalamos antes, en Europa se concentra, de manera principal, el capital ligado al negocio millonario (y de control político) del fútbol, si seguimos la veta reflexiva de Gerhard Vinnai (El fútbol como ideología).
El fútbol es un negocio multinacional. Así como en la industria automotriz destaca el concurso de múltiples países en la construcción de un auto (el motor de un país, las bujías de otro, el sistema de suspensión, tapetes, elevadores, retrovisores de otros más, etc.), Europa es la veta californiana del fútbol: allí está el oro. Por eso es espectacular (pero débil si se pone atención) el comentario del ex presidente argentino M. Macri de que “en el exterior este gobierno (el que le ganó en las elecciones, N/A) perdió 9 a 1. Los jugadores todos viven en el exterior, culturalmente viven lo que es una sociedad de respeto. Lamentablemente es la decadencia de nuestro país, prácticamente hay un jugador de la Argentina que está jugando en nuestro país” (nota publicada en distintos diarios el 19 de diciembre 2022). Pensemos en el caso francés: ¿la presencia de los jugadores franceses en el fútbol inglés, alemán, italiano, español, es producto de la decadencia de ese país, Francia, o de un imán muy poderoso –el peso decisivo de las corporaciones capitalistas en el mercado del balompié- que no conoce fronteras? Los alemanes, “raza superior” (Macri dixit), que juegan donde Dios/Gott les da a entender, la presencia de jugadores alemanes en el resto de Europa, ¿es expresión de su decadencia?
Los jugadores son mercancías, que se compran, se intercambian, se valorizan en el mercado de las patadas, decían los viejos comentaristas deportivos. El trabajo en el gimnasio, en afinar la técnica, en el trabajo de pizarrón, la dieta, la terapia, la construcción de un ambiente favorable para el despliegue de las habilidades múltiples de los atletas, todo ello contribuye en el valor de los jugadores, de acuerdo a las particularidades de cada sujeto. El día después del Mundial, en su propio transcurso, algunos más valorados por su presencia en el campeonato, otros en declive: Cristiano Ronaldo no va a ser pobre, pero no hubo ofertas en Europa, por lo que decidió aceptar la oferta de Al Nassr, de Arabia Saudita, que le ofreció un contrato de € 200 millones anuales.
El fútbol europeo es un espacio de disputa, de competencia feroz, al que ansían llegar los jugadores con más atributos. Esto altera al fútbol como espacio comunitario –ese que narran Fontanarrosa, Benedetti, Galeano, Sacheri y Villoro–, como alteridad cultural. Macri, sí, el mismo que aludió al pueblo alemán como “raza superior”, y al poderío de las escuadras brasileña y portuguesa, así como catalogó al equipo croata como “el mejor equipo del Mundial”, sabe de esto por su paso como directivo de Boca Juniors, más allá de sus yerros. Pero hay que pegarle al gobierno en turno, su enemigo, para posicionarse, aunque eluda reconocer el carácter multinacional del mercado del fútbol, que él ha contribuido a edificar (actualmente presidente ejecutivo de la Fundación FIFA). Realmente se trató de un autogol, de un hombre proclive a la calificación (a un año de su gobierno, se daba un 8 sobre 10, así como ahora, para él, el gobierno perdió 9 a 1, por la presencia argentina en el fútbol europeo). No aludimos en estos días oscuros que al final del gobierno de Macri se enviaron armas a Bolivia, cuando el golpe a Evo Morales, así como se promovió, como buen hincha del equipo de la derecha multinacional la candidatura de K. Fujimori. En entrevista con Oppenheimer (citado en La República 14/10/2021), Macri señalaba sobre Castillo que “la gente lo va a castigar si hace políticas alocadas que no representan lo que ha hecho Perú”. “Perú es el país que menos ha aceptado el avance del estatismo, de la subvención, de la dádiva, de los planes, Perú es el país que más ha apostado al desarrollo del empleo privado”. Realidades (Bolivia y Perú) en las que también contribuyó Macri. Sobre esto, como regalo de Navidad, ¿qué evaluación en una escala del 1 al 10?