23 de Noviembre de 2024

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Entre los múltiples pendientes con los que carga actualmente el Congreso de la Unión se encuentra la ratificación de Rafael Marín Mollinedo en la dirección de la Agencia Nacional de Aduanas México (ANAM), un nombramiento anunciado por el gobierno hace exactamente un mes, el pasado 7 de diciembre.

El cargo podría parecer accesorio, pues el control real de los puntos aduaneros está en manos de la Marina y el Ejército, que en los últimos meses se han dedicado a vaciar el fidecomiso aduanero o FACLA para destinar sus recursos de más de 80 mil millones de pesos hacia las obras prioritarias del presidente Andrés Manuel López Obrador, como el Aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya.

Marín Mollinedo llega únicamente a coordinar acciones administrativas, sin trascendencia algunas de ellas para la operación de intercambio comercial, pero importantes para el manejo presupuestal y para la construcción de una red de negocios con proveedores, como la que hemos señalado en la ANAM en esta columna en entregas anteriores.

Contratos por más de 2 mil millones de pesos en servicios de mantenimiento, limpieza, salud, recreación o alimentación para los empleados del sector aduanero están en su cancha, muy oportunos para un funcionario que hizo fortuna vendiendo alimentos a las cadenas hoteleras de la Riviera Maya, a través de su empresa Tabana Banana SA de CV.

Viene de una mala experiencia y gestión en el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que dirigió desde el 2019 y que después tuvo que dejar en manos de la Semar, cuando empezó a hablarse de malos manejos en el presupuesto —casi 120 mil millones de pesos— destinado a esta obra que busca conectar logísticamente al Océano Pacífico con el Atlántico.

Además de una historia de éxito empresarial en el Caribe mexicano, respalda a este funcionario la amistad de su familia con AMLO. Marín Mollinedo es primo de Nicolás Mollinedo Bastar o “Nico”, el chofer de lujo que a principios del milenio conducía el Tsuru del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal y que percibía un sueldo superior a los 60 mil pesos.

En aquellos tiempos, Rafael Marín se desempeñaba como director general de Servicios Urbanos en la Secretaría de Obras y Servicios del Distrito Federal; después como director general de la Red de Transporte de Pasajeros de la Secretaría de Transporte y Vialidad. En ambos casos, con un sueldo menor al de su familiar.

Para finales de 2021, Marín Mollinedo sonaba como la apuesta del presidente para asumir la candidatura de Morena al gobierno de Quintana Roo. No obstante, más fuerte fue la amistad que el titular del Ejecutivo ha mantenido con el empresario Gastón Alegre, dueño de Radio Turquesa, donde la hoy gobernadora Mara Lezama se encumbró como locutora.

En su apuesta por convertirse en gobernador, aseguran algunos de sus colaboradores, el nuevo titular de la ANAM tocó base con grupos de poder político, económico y hasta fáctico, incluso con el círculo cercano al líder de la banda rumana Florian Tudor, dedicada a alterar los cajeros automáticos en la zona del caribe mexicano.

De hecho, en el equipo que ha llegado a las Aduanas con Marín Mollinedo hay aún vestigios de aquellas relaciones peligrosas: quien despacha desde hace unas semanas como su secretario particular, Alejandro Enrique Arcos Romero, aparece en diversas investigaciones judiciales como presunto operador financiero del rumano Tudor y de su organización delictiva.