23 de Noviembre de 2024

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El gobernador de Nuevo León imaginó la llegada de Tesla a su estado desde abril del año pasado, cuando el multimillonario Elon Musk inauguró su gigaplanta en Austin, Texas. Una forma de gobernar disruptiva y con varios escándalos a cuestas como la del político de Movimiento Ciudadano tenía que dar el campanazo con un anuncio de este calibre: una megafábrica de autos eléctricos propiedad del hombre más rico del mundo, considerado un genio de la tecnología.

Las gestiones las hizo directamente el subsecretario de Inversión de Nuevo León, Emmanuel Loo, a quien Samuel García sumó a su gabinete en septiembre del año pasado para buscar inversiones de Estados Unidos. Loo tenía la primera gran encomienda de ir a platicar con los directivos de Tesla, a quienes hizo una presentación de los beneficios del estado para instalar una nueva planta de vehículos eléctricos.

Emmanuel Loo es un administrador de empresas de la Universidad St. Edward's de Austin. Con él se graduaron varios de los actuales directivos de Tesla, por lo que el acercamiento con la empresa del magnate Elon Musk no fue tan complicado. Previamente el regiomontano trabajó como director de la empresa Texas Global Strategy TGS y como presidente en la Asociación de Empresarios Mexicanos de Austin, entre otros cargos.

La primera acción después de ofrecer a los directivos de Tesla viajar a Nuevo León fue visitar la planta de Austin y las oficinas centrales de Tesla, asentadas en el mismo terreno donde está la gigafactory. Luego se dio la reunión de Elon Musk con Samuel García en Monterrey. El gobernador subió a Musk a un helicóptero para recorrer el estado y mostrarle el terreno donde podía edificar su nueva planta, en Santa Catarina. Ese día se dio el flechazo y fue cuestión de días para que se cerrara la promesa de inversión.

Fiel a su estilo de alto perfil, personas cercanas al gobierno de Samuel García filtraron a los medios de comunicación las fotos de Musk en Monterrey, donde se le ve platicando con su esposa Mariana Rodríguez Cantú. El resto de la historia ya se conoce: el presidente intentó disputarle la inversión a Nuevo León. La intención era que la planta se fuera a Hidalgo y detonara las operaciones del Aeropuerto Felipe Ángeles. La intromisión del gobierno federal puso en riesgo la inversión, aun cuando –como se publicó en este espacio el 15 de febrero– el gobierno del estado y de Monterrey estaban 99.9% seguros de que se realizaría.

Además de las gestiones de Emmanuel Loo, otros poderosos empresarios de Nuevo León aportaron sus relaciones en Estados Unidos para impulsar la inversión de la compañía de Elon Musk. Uno de ellos fue el presidente del Grupo Alfa, Armando Garza Sada, quien con su empresa Nemak ya provee de estructuras y monoblocks de aluminio a Tesla. Otro de los empresarios activos en la promoción fue Eugenio Madero, director de Rassini, también proveedor de Tesla, a la que le fabrica sistemas de freno y otros productos para sus autos.

Ante la inminente inversión de Tesla en Nuevo León, al gobierno federal no le quedó de otra más que apoyarla en la recta final. Fue así que el canciller Marcelo Ebrard se sumó a los esfuerzos de convencimiento, pero no con Elon Musk sino con el presidente. Los elogios de Samuel García al presidente y viceversa son, como diría el clásico, pura politiquería.