La semana pasada todos nos quedamos pasmados al ver la escena donde un niño indú de aproximadamente 8 años, solicita subir al estrado donde el Dalai Lama se encuentra sentado dictando una conferencia. Este da la orden de que se lo acerquen, lo abraza, le da un beso en la mejilla y de luego… lo besa en la boca. Increíblemente es lugar está lleno de adultos, y estos, al ver el hecho ¿saben que hacen? ¡aplauden!
Acto seguido en el rostro del niño se nota a leguas el desconcierto y el deseo de salir huyendo. El Dalai Lama no lo deja, y lo acerca a su rostro y luego, le enseña su lengua y como el microfono estaba abierto, se alcanza a escuchar que le dicta al menor: “lame mi lengua”.
Asqueroso e inperdonable.
Todos alguna vez hemos escuchado historias de abuso, llevadas a cabo por autoridades de las diferentes sectas y religiones que existen en el mundo, creo que ninguna se salva. Pero lo verlo en imágenes provocó realmente un estado de shock a nivel mundial. En cuestión de minutos se volvió trending topic en Twitter y obvio saltó a todos los medios.
Personalidades de diferentes rubros comentaron y manifestaron su descontento ante el terrible abuso que este hombre había hecho a la vista de centenares, que también, avalaron el hecho, porque, no es posible que este tipo de actos ocurra en un recinto lleno de adultos y nadie mueva un dedo para separar a este impúdico hombre al niño. No. Nadie hizo nada más que aplaudir. Reprobable.
24 horas después la su cuenta de Twitter Tenzin Gyatso, verdadero nombre del Dalai Lama, publicó un pequeño estado que cita textual:
“Ha circulado un vídeo que muestra un encuentro reciente, en el que un chico joven le pregunta a su santidad del dalái lama si puede darle un abrazo. Su santidad desea pedir disculpas al niño y a su familia, así como a sus muchos amigos de todo el mundo, por el daño que sus palabras han causado. Su santidad a menudo toma el pelo a las personas que conoce de forma inocente y traviesa, incluso en público y ante las cámaras. Lamenta el incidente"
Travieza e inocente califica su conducta. Y dio vuelta a la página. No hizo nada más.
Minimizaron el acto. No declaró, no se disculpó de viva voz. Nada de nada. Esta, aunque muchos no lo crean es y será una de las noticias más importantes de este año. Un hecho al que no hay que dejar de darle seguimiento. Pauta para una real investigación sobre que él lo que pasa dentro del Tibet, que al ver a su líder abusar de un menor, toman con gran naturalidad esa conducta y la creen “travieza”.
No sé quién asesore a este líder religioso, lo que sí, es que no tiene idea de lo que es la comunicación en crisis, de la imagen profesional y de las repercusiones que esto traera si no se tomas reales riendas sobre el asunto.
Al niño lo han entrevistado ya, pero no hubo denuncia. Los padres no han hecho nada. No puede ser que todos seamos testigos de algo de tal magnitud y nadie, absolutamente nadie busque la reparación. A caso nadie piensa qué pasa por la cabeza del menor y las consecuencias que a corto, mediano y largo plazo traerá a su vida.
Con los niños no se metan. No por favor.