Con intenciones precisas o no, Luis Antonio Ramírez Pineda está por desmantelar la banca de desarrollo en el país. El exdirector del ISSSTE no sólo dirige exorbitantes sumas de dinero hacia proyectos de gobierno que lucen inviables, sino que pulveriza la estructura de trabajo de Nacional Financiera (Nafin) y del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).
Mientras se apresura la aprobación de nuevos créditos para Altán Redes y para financiar la compra de las centrales de generación eléctrica de Iberdrola, la dirección general de ambos bancos del gobierno mantiene una confrontación por prestaciones laborales con sus sindicatos, de la que ya toman parte poderosos personajes del sindicalismo nacional.
Apenas el miércoles 3 de mayo, la Unión Nacional de Trabajadores, que lidera el eterno Francisco Hernández Juárez, envió un exhorto a la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María alcalde, para que intervenga e impida los actos de “represión y hostigamiento” que Ramírez Pineda mantiene contra los Comités Ejecutivos de sus organismos sindicales.
El tema es radiactivo para el político oriundo de Oaxaca, pues se sabe que el asesor jurídico, tanto del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de Nacional Financiera (SUNTNAFIN) como del Sindicato Nacional Único y Democrático de los Trabajadores del Banco Nacional de Comercio Exterior (SINUDET-Bancomext), es ni más ni menos que el abogado Arturo alcalde Justiniani, padre de la titular del sector.
De ahí que el asunto haya llegado hasta el escritorio del presidente de la República, Andrés Manuel Obrador, y ha sido tema de un par de conferencias mañaneras en Palacio Nacional, aquel espacio en el que se plantean temas aprobados por el Coordinador de Comunicación Social de Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas.
A decir de los líderes sindicales de Nafin y Bancomext, Jocabeth Galindo Diego y Fernando Salazar Cruz, respectivamente, los alrededores de 500 trabajadores sindicalizados han sido separados totalmente de la operación de los bancos, tanto física como digitalmente, con la prohibición de acceder a sus correos electrónicos, esto tras reclamar mejores prestaciones laborales.
Las organizaciones sindicales también han denunciado la intención de Ramírez Pineda de arrebatarles el inmueble en el que comparten oficinas sus Comités Ejecutivos Nacionales, ubicado en el número 34 de la calle Cracovia, en los límites de la colonia San Ángel. Se dice que el oaxaqueño tiene otros planes muy peculiares para esa atractiva ubicación.
No es la primera vez que el hijo del exgobernador de Oaxaca, Heladio Ramírez López, se mete en problemas dentro de la función pública. Sobre él pesan presuntos malos manejos durante su paso por la dirección general del ISSSTE, particularmente en los procedimientos para adjudicación de contratos.
Afortunadamente para él, se mueve siempre con una red de protección, por lo menos desde la Auditoría Superior de la Federación, donde su hermano, Heladio Ramírez Pineda, se desempeña como director general Jurídico, el área encargada de convertir todas las observaciones sobre irregularidades en denuncias de tipo penal.
En el caso de Nafin y Bancomext contra sus sindicatos, Luis Antonio Ramírez se enfrentará a uno de los pesos pesados de la 4T.
Su salvavidas podría ser, más allá de las influencias de su hermano, la disposición que tenga para despilfarrar los recursos de la banca de desarrollo, además de los resultados que obtenga su padre como operador electoral y financiero de Delfina Gómez en el Estado de México.