Después de las elecciones en el Estado de México y Coahuila, en las que decidieron quedarse “en la banca”, Movimiento Ciudadano, fundado por el “eterno” Dante Delgado, se convertirá en el principal partido de oposición en México y quizá el único con la fuerza para hacerle frente a la llamada Cuarta Transformación.
El llamado movimiento naranja hizo bien los cálculos: una eventual participación en la contienda mexiquense les habría restado en imagen, luego de que su candidato, el senador Juan Zepeda, no habría logrado rebasar el 10% de los votos. Prefirieron dejar que Morena se enfrentara sola a la alianza “Va por México”, que tendrá que entregarlo todo en busca de retener el padrón más grande del país, para luego tratar de llegar con fuerza al 2024. La hazaña se ve por demás complicada en el escenario actual.
El Partido Acción Nacional, de Marko Cortés, se comprometió con la alianza a lograr alrededor de un millón de votos en la jornada electoral del Edomex, echando mano del famoso “corredor azul”. Sin embargo, se perfila que en el mejor de los casos aporten 800 mil votos. Los datos reales exponen que obtendrán entre 500 mil y 600 mil sufragios, lo que exhibirá a los panistas Enrique Vargas y a Anuar Azar como malos operadores.
Con el blanquiazul disminuido, y con los dos principales candidatos panistas a la Presidencia de la República haciéndose trizas públicamente, Lilly Téllez y Santiago Creel, Movimiento Ciudadano, que no enfrentó el desgaste natural de una contienda en este año, captaría a una clase media que será la que opondrá resistencia al movimiento del presidente López Obrador.
En el camino, MC tendrá también que sortear un desencuentro entre sus fundadores, sobre todo porque el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, reclamará espacios para los suyos en la misma proporción que lo haga Dante Delgado, pues su indiscutible operación en el estado le permitió hacerse de 48 presidencias municipales y 16 diputaciones locales.
Los emecistas consiguieron en el proceso electoral del 2021 casi 3.5 millones de votos. También se hicieron de 23 espacios en la Cámara de Diputados y se embolsaron la gubernatura de Nuevo León, con Samuel García, y la presidencia municipal de Monterrey, con Luis Donaldo Colosio; este último medido en las encuestas de preferencia electoral para la Presidencia.
No obstante, antes de la definición de un candidato interno, no se descartaría que los naranjas aceptaran a un Marcelo Ebrard, al que anticipadamente se le ha bloqueado el paso en Morena para acceder a la candidatura presidencial, frente a una muy marcada preferencia de Morena por Claudia Sheinbaum, y con un Adán Augusto López que luce como el único caballo negro que podría dar el “campanazo”.
Ebrard contaría con el respaldo de los empresarios del norte, que se decantaron en el proceso pasado por Samuel García; arrastraría consigo a una clase media que involucra a 47 millones de personas, en un escenario en el que podrían votar hasta 99 millones de ciudadanos para elegir 20 mil cargos públicos.
En tanto, el PRD se encontraría probablemente ante su extinción. El PRI correría con una suerte similar ante la animadversión ciudadana que se ha generado su líder, Alejandro Moreno, y el PAN, de empecinarse en mantener la alianza Va por México quedaría rezagado como una tercera fuerza política.
El futuro político dejará de ser tricolor, azul o amarillo, y a la guinda le seguirá únicamente el naranja, con posibilidades de convertirse en el color hegemónico si consigue cachar a una “corcholata”.