23 de Noviembre de 2024

 

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se corrigen con una fe de erratas y la posterior reimpresión, como ha ocurrido en ediciones anteriores con varios desaciertos, muchos de ellos de escándalo, a lo largo de los 40 años que quien esto escribe lleva reporteando y dando cuenta de ello.

Lo de Tlatelolco, por otra parte, es un aserto insuficientemente documentado sobre una brutal práctica que, sin embargo, es mencionada como un hecho de la llamada “guerra sucia” (1970-1980), en testimonios incluidos en el informe de inteligencia militar “Movimiento subversivo en México” elaborado por uno de los operadores de aquella estrategia, el general Mario Arturo Acosta Chaparro (finalmente ejecutado de tres tiros cuando se dirigía a su automóvil en calles de la ciudad de México el 20 de abril de 2012); y en el Informe de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del pasado que, en febrero de 2006 acusó al expresidente Luis Echeverría de genocidio y otros crímenes contra la humanidad.

Pero de ahí a decir que con los nuevos textos de la SEP “el virus del comunismo acecha a los niños de México”, como lo hizo en TV Azteca el martes pasado Javier Alatorre, solamente hace eco de un despropósito dogmático y trasnochado, seguramente ordenado por el concesionario de esa televisora, cuyo padre ha reconocido en un libro de memorias de su autoría, que en la década de los sesentas (en plena “guerra fría” y en medio del frenesí del “macartismo” estadounidense), financió al grupo de choque anticomunista Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), subterráneamente controlada por la organización secreta de ultraderecha El Yunque; y al filo nazi Partido Nacionalista Mexicano (1951-1961) de muy corta vida en nuestro país (“Mis años en Elektra”, Hugo Salinas Price, editorial DIANA, página 121).

Apéndice del Yunque como lo era el MURO, es hoy la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) que se ha colocado como una de las principales críticas de los cambios a los libros de texto gratuitos, con llamados a deshacerse de ellos y haciendo eco de las excitativas del PAN de Marko Cortés, de arrancar las hojas que, a su juicio, dañan la formación de los infantes, tal como en los años de la pira de libros prohibidos ordenada por el nazismo.

En el otro frente de esta batalla, también corren aires ideológicos. De entrada, el responsable político y operativo del cambio de los libros de texto gratuitos, el doctor en Letras Hispánicas por la Universidad Complutense de Madrid, Marx Arriaga Navarro, no solamente lleva en el nombre su filiación ideológica, sino también en los referentes a los que recurre en este debate en curso.

“Lograr la liberación de México y una patria nueva o morir por ella”, parafraseó el director de Materiales Educativo de la SEP al líder guerrillero guerrerense Genaro Vázquez Rojas, uno de los iniciadores en la década de los setenta, junto con Lucio Cabañas Barrientos y su Brigada Ajusticiadora, del llamado movimiento armado mexicano.

Arriaga Navarro, por lo demás, ha hecho ruido mediático por sus declaraciones contrarias al movimiento feminista y por haber invitado a trabajar en el gobierno federal, según aseguran sus críticos, a Sandy Arturo Loaiza Escalona, ex funcionario del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

Pero más allá de lo anecdótico, resulta pertinente reparar en algunos fragmentos del contenido de los libros “sin recetas” para los maestros de educación secundaria. Son los libros que marcan a los mentores las líneas de lo que han dado en llamar “la nueva escuela mexicana”.

En sus páginas son reprobadas decisiones tomadas por los gobiernos priistas y panistas anteriores al actual, como la creación del FOBAPROA, lo que considera como “el flagelo más cruel que ha sufrido la economía mexicana” o los cambios a la Ley del Seguro Social para la implementación del fondo para el retiro que “obliga a los individuos a enfrentar al sistema desde la soledad”

También reclama al gobierno de Fox que su política educativa se haya limitado a obras faraónicas mediante las cuales “triangulaba recursos” como la biblioteca José Vasconcelos y el programa Enciclomedia, dejando la definición de planes y contenidos a la “privatización de la educación”.

Al gobierno de Felipe Calderón lo acusa, por otra parte, de desarrollar programas antisociales y anti laborales, además de estigmatizarlo como un período marcado por la guerra contra el narcotráfico, el crecimiento de la violencia y las violaciones a los derechos humanos.

Tales hechos que como la matanza de Tlatelolco fueron proscritos de la educación pública deben dejar de ser tabú para ser analizados críticamente, pero sin los tamices ideológicos como los anteriormente señalados y que son, precisamente, la ideología de la 4T.

La perspectiva de los hechos

Más allá de estos señalamientos que poco ayudan a la cabal comprensión de un tema tan delicado e importante, pongamos en perspectiva algunos hechos.

Hace dos años, el 11 de agosto de 2021, AMLO hizo dos anuncios: 1. que se le hicieron cambios a dos de los libros de texto gratuito del ciclo 2022-2023 para quitarles su sentido “neoliberal y porfirista” y sustituirlo por uno “humanista”; y 2. que se haría una revisión integral de planes y textos para el ciclo 2023-2024.

Argumentaba entonces y lo sostiene ahora que aquellos planes y contenidos tenían que ver “con una concepción que predominó durante mucho tiempo… la de la llamada política económica neoliberal o neo porfirista, cuyo eje es el individualismo, el salir adelante sin escrúpulos de ninguna índole, poner por delante lo material, tan así que por esa política económica suprimieron la impartición de civismo, ética, hablaban del fin de la historia".

Ese cambio de visión inició en gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), se profundizó durante los de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-2000) y se mantuvo durante los de Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018).

Aquellos cambios en la política educativa para los niveles básicos y la formación de docentes se plasmaron durante el gobierno de Zedillo en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica en donde se planteó la intención de “armonizar” el sector educativo con el resto de las políticas públicas dirigidas al denominado cambio estructural, es decir, el del modelo de mercado, el neoliberal. El término “modernización” es uno de los ejes centrales del referido acuerdo, pero nunca es definido; en cambio se le vincula con una Reforma del Estado anclada en la ideología del “liberalismo social”, ambos términos también sin definir.