Ya ve que esta semana todo el mundo en redes sociales y en medios se volvió experto en libros de educación inicial. Sí, reitero, toooodo el mundo. Porque las opiniones rebosaron. Periodistas, influencers, cristianos de a pie, todos quisieron decir algo, hacer un meme o sentar una posición. Que si a través de ellos se sembrará una ideología comunista, que si están mal hechos, que si tienen errores garrafales, que si ahora tienen muy poco contenido, etc. Y ya sabe, el deschongue no puede faltar, agarrándose de la greña, intentando validar y proteger a capa y espada cada quién su postura. Alguien me dijo, estoy esperando con ansias su columna para ver que va a decir sobre los libros de texto, y aunque esta semana mi objetivo era hablar de otro ítem, pues no podía dejar pasar este trending topic. Le soy honesta, hay semanas que siento que no me alcanza una sola entrega, quisiera escribirles de muchas cosas que creo que son realmente importantes, pero a veces no me alcanza con un solo texto y no quiero que esto se vuelva una miscelánea. Pero regresando a los famosos libros de texto.
Le quiero decir que admiro a todos esos que ha opinado, porque me causa sorpresa que en tan poquito tiempo los hayan podido adquirir, y analizar tan profundamente como para dar una opinión. Si no fue así, si solo se dejaron llevar, por lo que dijo otro o lo que medio opino “Chuchito o Juanita” en su muro, pues que “intrépidos”. Yo hasta ahora no los he tenido en mi mano ni en mi computadora, y si lo tuviera me daría el tiempo necesario para revisarlos por completo. Ahora bien, que si los que están ahora en el poder, desde su palacio están intentando sembrar ideología, pues apenas se están dando cuenta, porque yo veo a cierto individuo, haciendo comunicación política hábilmente todos los días en su mañanera, marcando la agenda y “evangelizando”, sí, me permito tomar ese concepto, porque de verdad que pareciera que evangeliza, por lo menos a sus feligreses partidistas, que lo ven como su mesías, al que le tienen harto miedo y al que defienden a capa y espada. Así que estén intentando meter su cuchara en los libros que llegarán a los niños no me parece sorpresivo, si es que esto es del todo real, no lo sé, repito, no los he visto. Sinceramente el problema debería preocuparnos desde otros ángulos. A mí me preocupa más que los profesores que están frente a grupo realmente estén capacitados para estarlo (yo sé que hay muchos que, si lo están, pero también sé, que hay otros más que no). Hoy en día en educación no nos dejan de taladrar que sembremos en pensamiento crítico, pero, con todo mi amor y sutileza, tengo que expresar, mi preocupación, pues como queremos que nuestros niños y jóvenes logren desarrollar su pensamiento crítico, cuando no tenemos una real selectividad para que quienes deben estar frente al aula, tengan todas las competencias para estarlo, en pocas palabras: me preocupa que muchos profesores ni siquiera entiendan el concepto de pensamiento crítico. Seamos realistas, el sistema educativo esta llenito de vicios y larvas, que no ayudan, las plazas magisteriales están ocupadas muchas veces, por gente que las alcanzan por padrinazgos, compadrazgos, y vaya usted a saber cuánta triquiñuela, cuantos profesores que realmente las merecen las siguen esperando, conformándose con sueldos paupérrimos y terribles condiciones laborales en escuelas privadas que los exprimen a su antojo. El problema real lo veo en quienes ostentan los puestos directivos, que no tienen idea de la gran responsabilidad de dirigir una secretaria de educación, o ya se nos olvidó la vergüenza de Leticia Ramírez, la cual no pudo contestar en su momento al ser entrevistada como nueva secretaría de educación, sobre el nuevo modelo educativo. Eso me parece mucho más preocupante, y ojo con esto no quiero decir, que si los libros que nuestros niños y jóvenes tendrán en las manos este año escolar, no fueron evaluados como la ley no exige y que si en verdad están adoctrinado sea realmente repugnarle, en caso de que sea así realmente es prudente y exigible se tomen cartas en el asunto.
Pero mientras tanto, creo que necesitamos ir más al fondo de las cosas. Escucho a Xóchitl Gálvez hablar sobre que los niños necesitan aprender inglés, robótica y habilidades tecnológicas, y me sorprende porque creo que es bastante descabellado hacer este tipo de propuestas que suenan muy rimbombantes pero muy fuera de tono, cuando tenemos una población estudiantil que no tiene una gran comprensión lectora, que le cuesta escribir y producir ideas. Porque entre debate y debate, los contenidos y la práxis no encuentran un punto de encuentro.
Este es un tema importantísimo en el cual todos debemos estar involucrados y responsables. El primer paso quizá sería informarnos bien, analizar realmente la información, ver que es lo que pasa con los que tenemos cerca, y con nosotros mismos, porque mire, que veo reclamos sobre los libros de texto, escritos con faltas de ortografía y entonces realmente creo que vivimos en una dimensión desconocida, un mundo de locos.