Por enésima ocasión Cuba denunció el bloqueo estadounidense y los daños que ha causado a su población y economía.
"Es una violación a los derechos humanos de los cubanos", dijo el embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa.
Pero si al principio fue una medida para "enfrentar" las tendencias "comunistas" del gobierno de Fidel Castro Ruz, en el marco de la llamada Guerra Fría, el bloqueo obedece hoy más a cuestiones de política doméstica que incluso a la conveniencia estadounidense.
Las denuncias cubanas y el bloqueo llevan ya más de 60 años, en gran parte como resultado de un conflicto entre cubanos, entre los herederos y descendientes de quienes hicieron la revolución de 1959, y los de aquellos que se exiliaron en EU.
Unos usufructúan el poder en La Habana, pero su régimen ya no tiene la mística revolucionaria que rodeó al gobierno de Fidel y, en menor medida, al de su hermano Raúl; 80% de los cubanos nació y creció con el bloqueo. Pero plantean un problema de hartazgo para la administración cubana, con las protestas del 11 de julio de 2021 y la represión subsecuente como señal de la necesidad de apertura.
Los otros aprovechan el poder político y los conocimientos adquiridos en el sistema estadounidense, en especial, su alianza con el Partido Republicano, para mantener un bloqueo que tal vez tenga sentido para ellos. Los jóvenes cubano-estadounidenses de segunda generación aspiran más a ir de vacaciones a Cuba que en su régimen; muchos de los actuales residentes son migrantes económicos, y las limitaciones para contactar con la isla afectan a muchas familias. En pocas palabras, nadie está contento con una situación que no parece ir a ningún lado.
El gobierno cubano llama la atención sobre el creciente número de países que abogan por el levantamiento del embargo, que denuncian como una medida unilateral e injusta, en todos los foros internacionales.
Es, y ha sido, una imagen del David cubano, con 11 millones de habitantes y una economía de casi 40 mil millones de dólares frente al Goliat estadounidense, con 300 millones de habitantes y un PIB de 18 millones de millones de dólares.
Pero la realidad es que difícilmente la presión global hará recular al gobierno de EU en un tema con un costo político doméstico. Los republicanos no desean perder a los grupos latinos de derecha, especialmente cubano-estadounidenses, y los demócratas no ven ganancia en invertir capital político en quitar el bloqueo, último remanente de la Guerra Fría.
En ambos lados hay actores que tienen sinceras reservas respecto a ofrecer aperturas al otro sin concesiones a cambio.
Los dos países reanudaron relaciones en 2015, que auspició cambios y fortaleció la sociedad civil en la isla, la victoria republicana en 2016 detuvo el proceso y reforzó castigos al incluir a Cuba entre las naciones promotoras de terrorismo.
Las sanciones económicas han sido un instrumento preferencial para EU: guerra por otras vías. Pero a veces los costos son mayores que las ganancias.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS