22 de Abril de 2025

Mientras América apuntó hacia jugadores cuya calidad y rendimiento está comprobada, Cruz Azul ha hecho auténticas apuestas para enriquecer su plantel. América hizo la labor de convencimiento con toda anticipación para asegurar a sus refuerzos, mientras Cruz Azul hacía compras de pánico, después de su depresivo Mundial de Clubes.

América tiene una sola voz de mando en la directiva. En Cruz Azul, las versiones sobre Santacruz fueron contradictorias entre quienes fueron al Draft y negaban su llegada, y Agustín Manzo, quien negociaba con el jugador directamente.

Pese a los buenos resultados, la directiva americanista no se sentía cómoda con la forma de jugar del equipo y buscó a Matosas. En Cruz Azul, no se oyen las necesarias declaraciones de autocrítica y reflexión que le den certeza al aficionado que está consciente de los ridículos recientes en la forma y en los resultados.

Hace rato que los procedimientos entre estos antagonistas citadinos, contrastan dramáticamente. América se rejuvenece, conecta con su afición, busca sistemáticamente hacerse más fuerte en la Liga, y presente con su gente. Del otro lado, el tiempo se ha detenido, las entradas en el estadio son de tristeza, el plantel ha entrado en años y los petardos de fuera se multiplican.

América no deja de producir talento, pese a que ha incrementado, mal a mi entender, la cuota de naturalizados. Cruz Azul tiene una crisis no reconocida públicamente, al exterminar una buena parte de la estrategia para formar jugadores que tan buenos resultados les dio por años en mística y desempeño.

Y pese a todo ello, ahora que se enfrenten en el torneo local, las cosas van a ser muy parejas. Pero mientras América es ya el candidato uno al título, Cruz Azul no está más que entre los 6 ó 7 nominados.

Ahí están las grandes diferencias. Mientras Cruz Azul existió el semestre pasado para presumir que ganó 4 a 0 al América, las Águilas enseñaron su título 12 a los celestes, ya muy lejos de los 8 en los que Cruz Azul se atoró, ya casi en la mayoría de edad. Todo empieza por la cabeza. Por eso están como están. Cada uno en un lugar muy distinto, pero claramente identificados.