22 de Noviembre de 2024

11b

 

Si las dirigencias del PRI, el PAN y el PRD fueran auténticamente democráticas, como tanto gustan de fanfarronear, habrían renunciado ya tras la apabullante derrota electoral del domingo pasado.

Pero dimitir, como obligan la dignidad y la vergüenza tras la debacle de esos partidos, es claro que no está en las miras de sus líderes Alejandro “Alito” Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano.

Si ni siquiera han dado la cara, mucho menos puede esperarse explicación alguna sobre la más estrepitosa derrota jamás sufrida por esos partidos, y además la más humillante porque les fue infligida con todo y sus respectivas fuerzas coaligadas.

La cínica conducta de estos políticos de medio pelo solo viene a confirmar lo que ya se advertía: una campaña para salvaguardar sus intereses personales y los cotos partidistas que los respaldan, así como el financiamiento público a que tienen derecho. Nunca para promover una clara y real aspiración opositora benéfica para México.

Abandonaron a Xóchitl Gálvez, de por sí una pésima e incompetente candidata, pero Moreno y Cortés amarraron su senaduría pluri, no así Zambrano, quien igual la pretende, aunque batalla, mediante el uso de todas las triquiñuelas posibles, para evitar primero que lo que queda de su partido no pierda el registro, luego de no lograr ni el tres por ciento de la votación nacional.

Los tres están convencidos de que también se gana perdiendo, lo que confirma que el país les vale un carajo y creen poder seguir jugando a “las manitas calientes” (Diego Fernández de Cevallos dixit) en espera de una enésima derrota, sin detenerse a repasar su desmoronamiento partidista y la retahíla de traiciones y pésimos resultados durante sus respectivos liderazgos.

Van los datos:

En las elecciones presidenciales del domingo pasado, la aplanadora de Morena y aliados aplastó de tal manera a la alianza opositora PAN-PRI-PRD que ésta perdió en todos los estados del país, excepción hecha de Aguascalientes, mientras que en las legislativas federales la desdibujó del Congreso.

Si lo vemos por partido, en la elección presidencial de 2018 el PAN obtuvo 9.9 millones de votos frente a los 9.1 millones logrados este año; el PRI consiguió 7.6 millones de votos frente a los 5.4 millones obtenidos el domingo pasado; y el PRD tuvo 1.6 millones de votos frente al millón de este año, lo que significa que el priismo perdió 2.2 millones de votos, el panismo 865 mil y el perredismo 524 mil, aproximadamente.

Por otra parte (y aunque falta todavía dirimir el debate de la sobre representación y definir los números finales en la integración del Congreso de la Unión), la presencia tricolor en la cámara de Diputados disminuirá de 17.73 a 11.25% y en el Senado de 15.8 a 11%; también la del blanquiazul si tomamos en cuenta que perdió hasta en los estados que gobierna (Guanajuato, Querétaro, Chihuahua y Yucatán); y la del PRD que pasó de 5.2 a 2.3% en ambas cámaras legislativas.

De esta manera, en la elección de la Cámara de Diputados, comparando los resultados de 2018 con los del domingo pasado, el PRI tuvo una caída de 2.6 millones de sufragios y el PRD de 2.9 millones. El PAN creció, pero con raquíticos 700 mil votos.

Finalmente, PAN, PRI y PRD bajo el liderazgo de “Alito”, Markito y Chuchito perdieron en conjunto durante sus períodos de liderazgo 25 gubernaturas, ya incluidas en ese mapa electoral las de las elecciones del domingo pasado.

Cuando Marko Cortés asumió la presidencia del PAN en 2018, ese partido tenía once gubernaturas: Baja California, Baja California Sur, Puebla, Chihuahua, Durango, Nayarit, Aguascalientes, Tamaulipas, Guanajuato, Querétaro y Yucatán. Hoy, seis años después, solo tiene cuatro: Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes y Chihuahua.

En 2019, cuando “Alito” Moreno asumió la dirigencia nacional del PRI, ese partido tenía doce gubernaturas: Sonora, Sinaloa, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Colima, Hidalgo, Tlaxcala, Guerrero, Oaxaca, Campeche y el Estado de México. Hoy, cinco años después solo tiene dos: Coahuila y Durango.

Y en 2020, cuando Jesús Zambrano fue nombrado líder del PRD, ese partido gobernaba en dos estados: Michoacán y Quintana Roo. Hoy, cuatro años después, no tiene ninguno.

Ese sendero de derrotas que ya se veía venir fue cerrado para abrir otro con la antinatural alianza que articularon organizaciones civiles proempresariales con Claudio X. González Guajardo como principal promotor, formalizada en Va por México el 22 de diciembre de 2020, que estuvo a punto de fracturarse ese mismo año cuando el PAN acusó al PRI de respaldar la iniciativa morenista para alargar hasta 2028 la presencia de militares en la seguridad pública del país, y que finalmente se recompuso en el frente Fuerza y Corazón por México solo para ser arrollado en la elección presidencial pasada y no poder impedir la mayoría calificada de Morena y aliados en el Congreso.