Edmundo González Urrutia es un nombre que por sí solo no dice nada para el mundo, pero en Venezuela se ha convertido en el más reciente faro de esperanza para terminar con más de 25 años de chavismo, de los cuales 13 han estado encabezados por el presidente Nicolás Maduro.
Mañana los venezolanos volverán a las urnas para elegir nuevo Presidente, aunque en el mundo el escepticismo es casi absoluto, pese a que varias encuestas de popularidad colocan al candidato de la oposición, el exdiplomático González Urrutia, como el favorito para ganar la contienda.
Los sondeos oscilan entre 30 y 40% en favor de Edmundo González, quien, dicho sea de paso, es respaldado por la opositora y muy popular María Corina Machado, inhabilitada por el régimen para contender en las presidenciales, pese a que ella arrasó con más de 90% en las elecciones primarias.
Para esta campaña, Maduro utilizó la represión como principal herramienta para frenar la propuesta política que se opone al “maravilloso proyecto chavista”, el cual hasta el momento ha logrado una hiperinflación récord, una amplia carencia de la canasta básica y la destrucción casi total de la industria petrolera, una de las más importantes del mundo. Pero eso se acabó.
Los números no mienten, se reportan 77 simpatizantes y colaboradores de la oposición detenidos durante la campaña, que se suman a otras 102 personas arrestadas este año en torno a los líderes opositores. Si eso no es represión, entonces señor Presidente libertario, ¿cómo se llama?
Esto no es lo único. Antes de reprimir reiteradamente a Corina Machado, el heredero político de Hugo Chávez, se encargó de arrinconar, inhabilitar y expulsar o callar a Henrique Capriles, Leopoldo López y a Juan Guaidó, quien hoy vive exiliado en Miami, Florida.
Sin duda, Maduro es un personaje que siempre saca cosas irreales o absurdas de la chistera, hace 11 años dijo que “un pajarito chiquitico” lo bendijo al arrancar su primera campaña electoral. Según él, en realidad le habló Hugo Chávez. También, se las gastó al señalar que autoridades venezolanas “trabajaban 35 horas al día”. En fin.
Seguramente el madurismo se pregunta por qué no debería de ganar su líder, si todas las carencias que sufren los venezolanos son responsabilidad del “imperio yanqui”, su gobierno lo ha hecho todo bien, por eso en 2019 el mundo le dio la espalda y al menos 60 países reconocieron a Guaidó como Presidente, y unos 8 millones de venezolanos han huido de ese país y, por ello, la intención de voto le favorece a un personaje desconocido para el mundo.
El despunte en las intenciones de voto de González Urrutia no son obra de la magia o de otro “pajarito”, en realidad es un trabajo de muchos años, de sacrificios, de represión a la oposición encabezada por el partido Vente Venezuela, que lidera la Unidad Democrática.
Hoy el voto opositor masivo le puede estallar en la cara a Maduro, pero es difícil que acepte ceder el poder, siempre estará el recurso de echarle la culpa al intervencionismo estadounidense. Pero nunca nada es para siempre.