21 de Noviembre de 2024

11a

Por primera vez una mujer recibe constancia de mayoría como presidenta electa de México, luego de dos siglos de vida independiente y de 65 hombres al frente de la primera magistratura del país.

El nombre de Claudia Sheinbaum Pardo se incorpora a los anales de la Historia, así con H mayúscula para significar su carácter de ciencia social; en un día que tuvo su historia, así con h minúscula para significar su carácter de relato de hechos.

Del principio al fin del acto formal en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le entregó a Sheinbaum la constancia de mayoría que oficializó su carácter de presidenta electa y del posterior encuentro con legisladores y militantes de Morena en un teatro de la CDMX, hubo señales, mensajes y declaraciones a interpretarse en el contexto de discordia política que prevalece en el país a pesar del arrollador e incuestionable triunfo de la candidata de la 4T y de la legalidad y legitimidad con que han cerrado el proceso electoral las autoridades en la materia.

Afuera del TEPJF había un grupo más bien reducido de integrantes de la llamada marea rosa con pancartas que decían “megafraude electoral” y pedían la anulación de la elección. Vallas metálicas contenían a los manifestantes y marcaban el camino de entrada a los invitados a la sesión solemne.

Entre los primeros en llegar pudo verse al diputado electo Ricardo Monreal y al secretario de Salud designado, David Kershenobich, setenta minutos antes del mediodía, hora programada para el evento.

Por ahí de las 11:35 horas entraba muy sonriente Gerardo Fernández Noroña. “En 2006 estaba aquí para protestar, hoy vengo como invitado”, decía a un grupo de reporteros con ese humor que no todos le celebran.

Cinco minutos después, a las 11:40 horas, se intensificó la llegada de los invitados. Por ahí se dejaron ver las designadas secretarias de Energía, Luz Elena González, y de Turismo, Josefina Rodríguez, así como el secretario de Economía designado, Marcelo Ebrard. Prácticamente al mismo tiempo entraban los ministros de la Corte Yasmín Esquivel y Luis María Aguilar.

Faltando dos minutos para el mediodía llegó Claudia Sheinbaum Pardo acompañada de su esposo José María Tarriba. Los esperaban la magistrada presidenta del tribunal electoral, Mónica Soto, y los magistrados Felipe de la Mata Pizaña, Felipe Fuentes Barrera y Reyes Rodríguez Mondragón con quienes ingresaron al salón de plenos de la Sala Superior.

En la primera fila, vista hacia la derecha desde el hemiciclo elevado de los magistrados electorales, se sentaron Sheinbaum, su esposo, su madre, la bióloga Annie Pardo Cemo y otros familiares. En la segunda fila, justo atrás de Sheinbaum, estaban Ebrard y otros que en su momento fueron “corcholatas”: Ricardo Monreal, Fernández Noroña, Manuel Velasco y Adán Augusto López. En el bloque izquierdo de las butacas estaban Luisa María Alcalde y las ministras y ministros de la Suprema Corte.

Mónica Soto pronunció un largo discurso del que destacan dos aspectos: la larga lucha de las mujeres mexicanas por la igualdad que remató con el aserto de que “se ha roto el techo de cristal” y “se ha retirado el velo del patriarcado”; y la fortaleza institucional que requiere el país para fortalecer la democracia.

En este sentido, no desaprovechó la oportunidad para destacar la labor realizada por el tribunal electoral y la necesidad de respetar su independencia junto con la de jueces, magistrados y ministros el Poder Judicial.

Pero, Sheinbaum, tras recibir la constancia de mayoría de manos de Mónica Soto, declaró que no hay vuelta atrás, que el mandato del voto popular es el de continuar con la 4T y reformar al Poder Judicial desde las urnas, aunque aderezó su discurso con un tono de mesura: “no hay que temerle a la democracia”, “no hay nada que temer por separar la justicia del poder económico”.

La ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, al parecer aprendió bien de aquel desaire que le hizo a AMLO al no ponerse de pie cuando llegó al Teatro de la República, en Querétaro, en el más reciente aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917. Esta vez siguió las formas de la cortesía política y aplaudió el discurso de Sheinbaum. Quienes notoriamente lo escatimaron, fueron los ministros Luis María Aguilar y Juan Luis González Alcántara Carrancá.

Ya con los suyos en el Teatro Metropolitan, la presidenta electa pronunció un discurso en el que además de adelantar algunas de las decisiones que se tomarán durante los primeros días de su mandato, propuso separar las tareas de Morena y la Presidencia en favor de la 4T. “Ya no represento a una parte de los mexicanos, los represento a todos”, mensaje que cayó bien al mostrar algo de un estilo personal de gobernar, aunque señaló que jamás se deslindará de AMLO como quisieran que ocurriera con su visión misógina sus adversarios políticos.