En un escenario global donde el turismo se ha consolidado como un motor de desarrollo económico y empoderamiento comunitario, la exclusión de México en las Guías de Inversión Turística de ONU Turismo es un síntoma de una problemática más profunda. Mientras destinos emergentes como Armenia celebran la creación de su guía, destacando su atractivo cultural y crecimiento económico, México, uno de los gigantes turísticos del mundo, parece haberse convertido en un espectador pasivo.
Armenia, un país que en 2023 registró un crecimiento del PIB del 8.7% y que ofrece exenciones de visados a ciudadanos de 70 países, ha conseguido que ONU Turismo lo tome como ejemplo de inversión. Esto no es solo un mérito de Armenia, sino una clara estrategia de visibilización y modernización que México parece haber pasado por alto. En América Latina, países como Chile, Ecuador, Uruguay y Perú ya cuentan con estas guías, atrayendo capital extranjero y posicionándose como destinos de inversión sostenible. En este contexto vale la pena reflexionar sobre el papel de nuestro país dentro de esta narrativa de desarrollo y sostenibilidad.
México cuenta con una diversidad turística que va desde las playas paradisiacas de Cancún y Los Cabos hasta los Pueblos Mágicos llenos de historia y cultura parando por una gastronomía extraordinaria. Sin embargo, la falta de una Guía de Inversión de ONU Turismo pone al país en una posición desventajosa, sobre todo en un mercado donde la competencia es cada vez más feroz y la desaceleración turística afecta a destinos clave. Las guías de la ONU no solo identifican oportunidades de inversión, sino que también marcan el camino hacia la innovación y sostenibilidad en el turismo. ¿Por qué México no ha exigido con la suficiente contundencia su inclusión en esta iniciativa?
La realidad es que la falta de prioridad de ONU Turismo para México podría estar ligada a dos factores, el primero, la exacerbada inseguridad interna que se vive en el país; y el segundo, tener una administración turística nacional que ha mostrado ineficacia y falta de visión. Mientras otros países trabajan en estrecha colaboración con la ONU Turismo para promover sus destinos e inversiones, la Secretaría de Turismo de México cuya titularidad recae en Miguel Torruco Marqués parece haberse quedado en el pasado, sin un plan estratégico que haga eco de las necesidades actuales del turismo global. La inercia y la falta de liderazgo en este ámbito han creado un vacío que no solo afecta la percepción internacional del país, sino que también limita su capacidad para atraer y gestionar inversiones de manera sostenible.
Es difícil ignorar la ironía: México, un país con riqueza cultural, histórica y natural, que debería estar a la vanguardia del turismo sostenible y regenerativo, está relegado a un segundo plano por la falta de acción y proactividad. En lugar de ser un actor clave en el escenario internacional, México está permitiendo que las oportunidades se deslicen entre los dedos, mientras otros países más pequeños y menos diversos aprovechan la marea a su favor.
La urgencia de una Guía de Inversión Turística de ONU Turismo para México es evidente. No se trata solo de un reconocimiento o un sello de aprobación, sino de una herramienta estratégica para redirigir el rumbo del turismo mexicano hacia la sostenibilidad, la innovación y la competitividad global. La falta de esta guía no es solo una omisión; es un reflejo de cómo las autoridades turísticas mexicanas han fracasado en entender el pulso del turismo contemporáneo y sus exigencias.
México se encuentra en una encrucijada histórica. La creación de una guía de inversión turística no es un simple capricho, sino una herramienta crucial para redefinir su posición en la escena global. La pregunta no es si México tiene el potencial, sino si tiene la voluntad de reclamar su lugar como líder indiscutible. ¿El país está preparado para dar el paso audaz y estratégico que lo lleve a la cima, o nos quedaremos de espectadores mientras naciones con menos recursos y atractivo nos superan en visión y planificación?
El futuro del turismo mexicano está en juego y dependerá de las decisiones que tome el gobierno entrante de Claudia Sheinbaum y de la próxima secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez. Ellas tendrán que ser capaces de romper con la inercia y trazar un camino que catapulte a México a una posición de liderazgo, ya que de no hacerlo así y de continuar con el mismo rumbo de los últimos seis años, nuestro país seguirá atrapado en la complacencia, resignándose a la mediocridad en un mercado donde la competencia no espera. México se encuentra en el Desafío de No Quedarse Atrás y esta es la oportunidad para demostrar que no solo es un destino atractivo, sino un país con la estrategia y la visión para ser, una vez más, un referente en turismo global.