19 de Septiembre de 2024

MARCIANO.DOVALINA

 

Cada año, al acercarse el 19 de septiembre, el corazón de los mexicanos late con una mezcla de reverencia y temor. Dos de los terremotos más devastadores de la historia reciente de México, en 1985 y 2017, sacudieron el país con precisión en la misma fecha, creando un halo de misticismo alrededor de ese día. En medio de la tragedia, un fenómeno ha comenzado a despertar cada vez más curiosidad: la relación entre los sismos y avistamientos de objetos voladores no identificados (OVNIs).

A lo largo de los años, muchos han reportado avistamientos extraños en los cielos antes, durante y después de los terremotos más impactantes, lo que ha dado paso a una teoría que entrelaza lo inexplicable del universo con el poder indomable de la naturaleza.

¿Coincidencia? Quizás. Pero para algunos investigadores y testigos, los eventos parecen demasiado alineados como para descartarlos como simples juegos del azar. Numerosos reportes hablan de luces extrañas, esferas luminosas y objetos brillantes que surcan los cielos justo en los momentos previos a los sismos. En 2017, testigos en la Ciudad de México y otras regiones reportaron haber visto "luces de terremoto", fenómenos luminosos inusuales que algunos asocian a actividades sísmicas. Sin embargo, lo que más inquieta a los interesados en el fenómeno OVNI es que estos avistamientos, en ocasiones, no se limitan a estos destellos naturales.

Muchos afirman haber visto OVNIs sobrevolar zonas antes de que la tierra tiemble. Algunas teorías sugieren que estos objetos podrían ser una especie de observadores extraterrestres, registrando el impacto de desastres naturales en nuestro planeta. Otros especulan que quizá estos seres no humanos tienen algún conocimiento profundo sobre los movimientos tectónicos, y que sus apariciones son una suerte de advertencia para la humanidad.

Si bien las explicaciones científicas descartan una relación directa entre los terremotos y los OVNIs, no podemos ignorar que nuestra comprensión del universo y de la propia Tierra sigue siendo limitada. La idea de que seres de otros mundos se interesen por nuestros desastres naturales abre la puerta a reflexiones sobre nuestro lugar en el cosmos y sobre las fuerzas que aún no comprendemos.

¿Y si los terremotos del 19 de septiembre no son meros accidentes en la cronología? ¿Y si esa misteriosa fecha, que ha dejado marcas imborrables en la memoria colectiva de México, es un punto de conexión entre lo que sucede debajo de la superficie terrestre y lo que observamos en los cielos?

Quizá jamás obtengamos respuestas definitivas. Sin embargo, la fascinación por los fenómenos inexplicables, especialmente aquellos que entrelazan las fuerzas de la naturaleza con los misterios del cosmos, continuará. Tal vez el universo nos esté enviando señales, y depende de nosotros, con humildad y asombro, aprender a escucharlas.

Lo cierto es que, mientras la ciencia busca explicaciones más concretas, muchos siguen viendo en cada 19 de septiembre no solo una fecha de memoria y duelo, sino también un recordatorio de que hay fuerzas más allá de nuestro entendimiento. La relación entre el fenómeno OVNI y los terremotos podría no ser una mera coincidencia, sino una pieza más en el intrincado rompecabezas de nuestro planeta y el infinito universo que lo rodea.

Al final, tanto los sismos como los OVNIs nos confrontan con lo desconocido, obligándonos a mirar más allá de nuestras certezas y aceptar que, tal vez, aún hay mucho por descubrir en la gran danza cósmica en la que todos participamos, voluntaria o involuntariamente.